Luego de que se intensificaran los temores de que la compañía automotriz General Motors Corp.  pueda quedarse sin efectivo, lo que provocaría que sea obligada a someterse a las leyes de la protección por bancarrota, la acción de la compañía cayó a su nivel más bajo desde 1946. El presidente de la compañía  manifestó que necesita la ayuda financiera por parte del Estado norteamericano antes de que se produzca la asunción del presidente electo Barack Obama, ofreciendo a cambio de dicha ayuda acciones preferenciales, además de aceptar lanzar de manera anticipada vehículos de bajo consumo de combustible, así como también limitar las remuneraciones de los ejecutivos. Para lograr el apoyo estatal, varios legisladores  intensificaron sus gestiones ante el gobierno para lograr que sea rescatada la automotriz. La preocupante situación de la compañía automotriz se produjo luego de que fuesen divulgados informes donde la empresa reconocía por medio de documentos presentados a las autoridades, que se encontraba en riesgo de incumplir con sus  deudas  en caso de que no se lograsen estabilizar sus finanzas antes de fin de año. A su vez, en dicho informe se manifestó que los acreedores de la automotriz norteamericana podrían reclamarle el pago de 6 mil millones de dólares como consecuencia de una violación a los acuerdos de deuda, lo que provocaría grandes dificultades a la compañía para mantener su funcionamiento.