Del Abogado de Empresa al Abogado de Negocios - Segunda Parte

Por Adrián Lerer

En la entrada anterior, traía a la memoria el concepto que sobrevolaba las empresas sobre los abogados internos a principios de la década de los años ´90. Realmente no “salíamos bien en la foto”, y explicaba que había responsabilidades compartidas, prejuicios, desconfianzas y acartonamiento.

Fundamentalmente, el manejo de los tiempos era muy distinto en los estudios que en las empresas.

Decíamos que por suerte, la capacidad de adaptación y supervivencia hizo que las actitudes, de ambos lados del mostrador, cambiara para bien, y se dejaran atrás esos prejuicios y pruritos. Pero no fue una tarea fácil, y necesitó -y necesita en el día a día- de una proactividad y visión colaborativa del negocio, y de “sentirse parte” del equipo directivo y del “proyecto”.

Para ello, tanto estudios como departamentos internos se han tenido que adaptar a la vertiginosidad de los negocios, sin descuidar la calidad del trabajo ni la seriedad del estudio de los temas.

También, una clara actitud positiva hacia poder encausar los deseos “comerciales”  hacia una formalización adecuada desde el punto de vista legal y de manejo de riesgos.

Otros cambios clave que fueron ocurriendo, y que hoy marcan las características usuales de los abogados internos son:

- Ya no se trabaja tanto “puertas adentro”, no sólo de la empresa, sino de la oficina. Las puertas cerradas dejaron paso a las oficinas de “puertas abiertas”, sin tener que pedir “turno” para hacer las consultas legales.

- Se ganó en especialización y foco con ciertas tercerizaciones a abogados externos de asuntos que impedían a los abogados externos hacer foco en el asesoramiento y en la gestión cotidiana de cara a los clientes internos. El traspaso de los asuntos litigiosos a los estudios externos especializados en cada tipo de temas, liberó el tiempo dedicado a  ”hacer Tribunales”, permitiendo una mayor presencia de los abogados para dar servicio en las oficinas de las empresas.

- El book-keeping (la custodia y la “teneduría” de libros societarios), que se consideraba la función básica de los abogados internos, dejó atrás -primero con copiativos, y después con impresoras láser- la tarea sin agregado de valor de hacer transcripciones manuales de actas de asamblea y directorio.

- Las herramientas que el avance de las ciencias de la administración pusieron a disposición de todos, incluidos los abogados internos, mejoraron la concientización sobre la importancia del tiempo de respuesta, de la oportunidad, del servicio al cliente interno buscando su satisfacción y del enfoque “pro negocios”. Ello se tradujo en un acompañamiento más cercano y temporáneo de la actividad de los “comerciales”.

- La formación de posgrado únicamente en temas de especialización legal empezó a convivir con la formación en negocios (MBA, programas directivos), lo que permitió a los abogados empezar a entender y practicar formas de razonamiento y de toma de decisiones más allá de la defensa de una posición con la conciencia de la remanida frase “mitad de la biblioteca dice A y mitad de la biblioteca dice B”.

Todo ello tuvo y tiene como resultado una función legal distinta, cercana, preventiva esencialmente, que abandona el “te lo dije” y deja lugar al “sería bueno prever lo siguiente”, involucrándolos en las decisiones y por ende en las responsabilidades, buscando no tanto corregir errores, sino en evitarlos de antemano, en un proceso de calidad de gestión.

Como parte de la concepción de la dirección legal como una posición de negocio clave, iremos estudiando más adelante los que pueden denominarse “objetivos críticos” (financieros, de IT, de capital humano, estratégicos y logísticos) de la función, entre otros, contar con:

- Certeza sobre costos y retorno sobre la inversión en legales (ROI)

- Gran manejo y control seguro de la Información y Datos Duros de los Asuntos Legales

- Habilidades mejoradas en la toma de decisiones. Método del caso

- Herramientas de reporte y de gestión efectivas; Indicadores clave

- Gran centralización y eficiencia de las operaciones legales, aunque pueda tener gestiones geográficamente descentralizadas

- Excelencia tecnológica para el resguardo de la información y generación efectiva y on line de reportes útiles a la organización

- Procesos repetibles, medibles y defendibles de Legal Project Management

- Aliados Clave de Negocio confiables

- Gerenciamiento efectivo del Capital Humano

- Poder de referencia conservado, creciente y puesto en valor.

 

 

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