Una ciudadana estadounidense de nombre Lisa Parr comenzó a tener migrañas y vómitos. Además, sufrió sarpullidos, hemorragias y fiebres, lo que la obligó a visitar varias veces el hospital.
Más tarde, su marido y su hija también se enfermaron. En 2011, la familia demandó a la petrolera Aruba Petroleum porque entendieron que sus padecimientos se debían a que la casa donde habitaban estaba rodeada de pozos para la extracción de gas, a través de la técnica de Fracking o fracturación hidráulica.
Un tribunal de Estados Unidos decidió indemnizar con 2,8 millones de dólares a la familia ya que consideró que las dolencias estaban vinculadas con las operaciones de la compañía.
Si bien el fallo puede ser recurrido, ya encendió la luz de alerta para las corporaciones que utilizan esta técnica. Si la familia Parr logra cobrar la cantidad mencionada, la sentencia se convertiría en un precedente fundamental ya que sería la primera indemnización millonaria que se pagaría por el uso de la fracturación hidráulica.
Por lo general, las causas vinculadas al Fracking se habían sellado con acuerdos extrajudiciales e indemnizaciones económicas. Pero en esta ocasión, los Parr llegaron a juicio y un jurado popular condenó a la empresa.
Con respecto a la suma acordada, el pago contempla el equivalente a 198.000 euros por pérdida de valor de la propiedad,180.000 por futuras consecuencias para su salud, otros 288.000 por daños psicológicos y 1,4 millones por los problemas médicos causados hasta ahora.
El inconveniente principal con la técnica de Fracking es el alto grado de componentes químicos que tiene la mezcla de líquido que se inyecta en el subsuelo. Muchos de ellos son tóxicos.
La empresa, por su parte, remarca que sus operaciones cumplen con toda la regulación vigente y que no se la puede relacionar directamente con los síntomas padecidos por la familia.
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