Por Martin Carranza Torres (*)
Carranza Torres & Asociados
Innovación; La palabra de moda. Concepto poco conocido, difícil de definir y demasiado abstracto para todos los que hemos vivido una década de miedo a la riqueza honesta y de culpa por cualquier forma de éxito capitalista.
No se equivocan quienes creen que innovación y emprendedorismo están vinculados, Sin embargo son cosas distintas, tan distintas y vinculadas como el sexo y el amor: Ambos pueden vivir como entidades separadas. En efecto, hay un emprendedorismo conservador, rentístico, buscador de canonjías y privilegios. Un emprendedorismo extractivo, que aprovecha un sistema institucional corporativista y proteccionista que nos cuesta cada vez más caro y agrega cada vez menos valor social.
Innovación es la búsqueda y reconocimiento de las oportunidades para el cambio productivo y rentable. Innovación es todo el camino que se recorre en la búsqueda de oportunidades y todo el camino que se recorre para llegar a que el mercado adopte en la práctica dichas oportunidades. Innovador no es necesariamente el que inventa un artefacto, sino quien reconoce inventos económicamente viables y hace lo que sea necesario para llevarlos al mercado o para garantizar su uso final efectiva por otros medios.
Como bien sostiene William J. Baumol en “The Free Market Innovation Machine (analyzing the growth miracle of capitalism)” la mayoría de las mejoras en el bienestar económico no se deben a grandes avances, sino más bien a las mejoras rutinarias en los productos y procesos existentes. Los inventores independientes pueden proporcionar la innovación inicial, pero eso es sólo el principio, y con frecuencia una pequeña parte de la historia.
Bienes tales como automóviles, televisores y computadoras no eran muy útiles cuando se inventaron, pero el refinamiento posterior a través de la innovación permitió que sean cada vez más baratos y más útiles. Son estas innovaciones posteriores las que han producido realmente grandes mejoras en el bienestar de la población.
El motor de la economía es la innovación dentro de un entorno institucional con premios de mercado para quienes “Rutinicen” la innovación, sin la cual no podrán subsistir en el mercado.
La innovación es una búsqueda rutinizada
La innovación es una búsqueda, una búsqueda rutinaria, basada en los principios de la acción humana, que permite pasar de una situación dada a una mejor, más eficiente, más accesible o más linda para beneficio de todos. Innovación es un proceso de transformación de las ideas e invenciones en nuevos productos y procesos productivos.
Para las empresas capitalistas maduras para la invención, esto es una cuestión de supervivencia, no de incentivos, sin embargo, la innovación es aún más necesaria en las empresas chicas y jóvenes, que serán las encargadas de hacer rentables las invenciones e innovaciones de las grandes empresas mundiales, pues el círculo virtuoso de la innovación implica una presión irresistible por innovación corporativa rutinizada como complemento de la innovación independiente. La Rutinización de la innovación hace que la actividad innovadora sea un componente regular y ordinario de las empresas, haciendo más previsible el proceso innovador. La ley de Moore, con la que Intel lideró y guió la construcción de casi todos los productos y servicios de tecnología de los últimos cincuenta años, es la prueba más contundente de lo que afirmo.
El emprendedor productivo, es el innovador independiente que se aparta de las prácticas y patrones establecidos y procura invadir nuevos mercados, creando nuevas formas de organización, o utilizando invenciones o innovaciones de otros con un fin de lucro y de gloria imparables. El emprendedor productivo no debería temer a malevos de pistola en escritorio oficiales, ni pedir permiso para hacer lo que se le de la gana mientras no perjudique a terceros, porque el innovador es una semilla que germina solo cuando hay Estado de Derecho, o sea Poder limitado.
Desde una visión individual, el Estado de Derecho necesario para la germinación de instituciones que incentiven la innovación, podría definirse, en palabras de Bruno Leoni, como “El derecho a no ser coaccionado”, es tener certeza de las reglas de juego, la prevalencia del gobierno de la ley (que se opone de manera expresa a “la ley del gobierno”). El medio ambiente innovador, no carece de normas, leyes y poderes estatales, sino que por dichas normas, el mismo gobierno está limitado y dichas limitaciones son previsibles. Es un medio ambiente creativo y libre en el que el individuo tiene una esfera particular amplia y reconocida, un ámbito reservado que no puede invadir la autoridad estatal ni los demás individuos. El innovador es un individuo que, lejos de ser uno de los recursos que el gobierno administra, asume que puede tomar sus propias decisiones sin coacciones ni intervención de nadie.
La extinción de los dinosaurios es un proceso normal de la naturaleza, como lo es la lucha del hombre por escapar de la catástrofe Malthusiana. Prohibir Uber para proteger las canonjías de un sindicato conservador y carente de ideas, es propio de sistemas institucionales extractivos, rentísticos, haraganes, miedosos, culposos e impotentes. Es un sistema institucional exactamente contrario a los incentivos de la innovación.
Las instituciones de la innovación
Las instituciones, Como enseña el premio Nobel de Economía Douglass North, no son ni mas ni menos que las reglas del juego en una sociedad, son las limitaciones ideadas por el hombre que dan forma a la interacción humana. Las instituciones tienen la función de reducir la incertidumbre en una sociedad para guiar la manera en la que interactuamos.
Las instituciones están conformadas por reglas formales, restricciones informales y su “enforcement” o formas de hacer cumplir con la pacífica interacción de manera eficaz. No existe generación de riqueza en una sociedad cuyas instituciones están dedicadas exclusivamente a paliar los efectos de la pobreza y mantener los privilegios de una casta gobernante que pretende garantizar la eternización de los paliativos y su propia superioridad.
Para North, la clave del desempeño económico es estructurar la interacción humana a fin de premiar la actividad productiva, disminuyendo los costos de producción transacción, porque entre otras cosas el incremento de los costos de transacción genera derechos de propiedad ineficientes.
Son las instituciones las que determinan las oportunidades de una sociedad, dichas instituciones, que están en constante evolución como resultado de las innovaciones, son la estructura estable de la interacción social. Son esas instituciones las que afectan el desempeño de la economía debido a su efecto sobre los costos del cambio de producción. El costo que se carga sobre la sociedad para “proteger” puestos de trabajo en actividades extractivas o improductivas es muchísimo más alto que el que asumimos como comunidad para que los emprendedores innovadores generen puestos de trabajo en actividades productivas, a través de las innovaciones de management o de tecnología. Dicho en otros términos la “uberizar” la economía es mucho mejor negocio para todos los habitantes de la Argentina que “Vivianizarla”.
Los argentinos tenemos derecho a la innovación, tenemos derecho a dejar de ser instrumentos de la supervivencia artificial de los dinosaurios. No basta con sacar las pistolas de los escritorios de los funcionarios, ni entender que Innovación y Gobierno son conceptos antitéticos. Para que haya innovación en la Argentina, es necesario que contemos con instituciones jurídicas en las cuales pueda germinar la virtud. La virtud del panadero que coopera con los que necesitan pan, pero hace pan para satisfacer sus propias necesidades y las de su familia.
(*) El autor es Abogado especialista en derecho de Tecnología – Autor del libro: “Derecho de la Innovación tecnológica” (Una historia del tecnotropismo capitalista)
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