Por Mariano Andrés Padula
Se vienen tiempos financieros-económicos difíciles, pero esto no es novedad para muchos colegas. El abogado en la empresa deberá tomar un papel preponderante asumiendo mayores riesgos y exposición. Las decisiones administrativas (ej. bancarias), comerciales (ej. contratos, garantías, negociación) y estrictamente legales (judiciales, despidos y varios) comenzarán a verse cada vez más seguidas y expondrá al responsable del sector de Legales aún más.
No es un escenario pesimista, sino realista y el abogado deberá estar preparado esperando dar las mejores previsiones y, sino, las decisiones que menos impacten a la empresa.
He aquí algunos “tips” que entiendo deberemos tener en cuenta:
1) DECISION – ¿TERCERIZACION DEL PROBLEMA?: Deberemos tomar los problemas y sus soluciones entendiendo que los problemas los tenemos nosotros, no esperando “tercerizar” el problema. He aquí la gran diatriba de pensar si el problema lo tiene el estudio jurídico donde se tercerizó el diferendo o si el problema lo tiene el abogado de la empresa. Pues para quién suscribe el problema es claro: el problema lo tiene el “abogado de la empresa” que –lógicamente- se asesora en temas específicos en estudios jurídicos determinados, pero se “consulta”, se “trabaja en equipo con el estudio jurídico externo”, se “analiza el problema en equipo con el estudio externo”, pero el problema no puede tercerizarse. Es claro que el problema lo tiene y tendrá el abogado de la empresa hasta que se resuelva y a ello debe dirigirse. Decisión de resolver el problema y/o seguirlo hasta que se resuelva serán fundamentales para la propia empresa. Así, el problema no se terceriza sólo podrá el abogado buscar y apoyarse en estudios especializados para luego –en equipo- poder tomar la mejor decisión para beneficio de la empresa.
2) DECISION – TRABAJO EN EQUIPO Y ARGUMENTOS SOLIDOS: No podemos olvidar que vivimos y trabajamos en la República Argentina, donde el azar juega un papel fundamental y un juicio que se puede llegar a considerar perdido por tal o cual error o situación fáctica puede ganarse y viceversa… sabemos que no siempre nuestros juzgados poseen el tiempo y personal para dedicarse a nuestros conflictos de la empresa. Pero repito, lo importante será la “TOMA DE DECISION” que deberá –aún más- enfrentar el abogado de la empresa en estos tiempos convulsionados. No debería temerse a tomar una decisión errónea sino haberla tomado con los fundamentos legales del caso y haberla compartido con el equipo y superiores –si los hubiera- para que se discuta la decisión a tomar. Es claro que el trabajo del abogado y sus fundamentos trabajado en equipo y consensuada la decisión será siempre un “argumento válido” y “sostenido” en el tiempo si el resultado no es el esperado, pero tomar una decisión en la soledad sin fundamentos claros para luego obtener un resultado negativo generará que el fundamento planteado a posteriori sólo se parezca a un “mero justificativo”. Así, lo analizado, estudiado y compartido antes de la solución implica compromiso y responsabilidad de parte del abogado de la empresa. No podemos olvidarnos de la Obligación de Medios de todo abogado. Fundamental será que esto debería ser entendido por todos los superiores NO abogados, donde el razonamiento es diferente, muchas veces demasiado práctico, matemático y estadista cuando el ejercicio de la profesión –en muchos casos lamentablemente- no es ni será matemático ni estadístico, menos aún en nuestra plaza judicial donde los criterios jurídicos sobre los mismos hechos en muchas ocasiones no son ni siquiera parecidos.
3) DECISIÓN – ENTENDIMIENTO DEL ERROR COMO MOTOR GENERADOR: Actualmente nos vemos en la diaria disyuntiva que cualquier error es expuesto a todos y ante todos; es claro y lógico que ningún abogado desea quedar expuesto en la empresa a la cual representa pero debemos entender que el error –aceptado o no- es parte de la vida y por ende parte de nuestras decisiones… el error es el motor generador para que nos superemos como personas, como profesionales y como equipo de trabajo (Legales) en un todo. Por ende el deber de entender al tan temido “error” como parte de un trabajo, análisis y compromiso con la empresa permitirá a futuro que la propia empresa pueda crecer con abogados capaces de tomar decisiones y riesgos para que la empresa logre beneficios desconocidos hasta la actualidad; pues actualmente –tema tabú y aunque no se exprese- el “miedo” a no tomar una decisión está coartando a muchos colegas a poder generar mayores beneficios para la empresa o lograr menores costos judiciales. Es así porque cualquier actividad legal en la empresa requiere proactividad, donde el temor al fracaso –mucho más en estos tiempos convulsionados- es el mayor enemigo.
Entiendo que de esta forma y con socios, directores o jefes no abogados que entiendan la plaza legal-judicial lograremos abogados más activos y determinantes en el actuar diario de las empresas donde serán las propias compañías las principales beneficiarias del actuar más activo de sus abogados y departamento de Legales.
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