Soy César Barrera, abogado bogotano de 32 años que ha decidió lanzarse al camino del emprendimiento hace un par de meses, después de casi 10 años trabajando para algunas de las firmas de abogados y fondos de inversión más reconocidos en Colombia. Durante este tiempo me cuestioné mucho sobre el rol de las firmas en el ámbito empresarial, y el rol del abogado en las firmas, el año 2025 fue el año de las decisiones… Así fue como fundé Barnez Legal, una firma que quiere posicionarse como una de las mejores en transaccionales en Colombia… ¿Y por qué no?... en otros países más. Nuestro enfoque diferenciador de cara al cliente es una prestación de servicios con calidad de primer nivel, bajo tarifas preferenciales, que no son comunes en las firmas más reconocidas. Pero también tenemos un enfoque de puertas hacia dentro, y es que queremos cambiar el esquema del abogado de firma que trabaja incansablemente sin mayor claridad sobre potencial de crecimiento ni participación en la generación de negocios.
Tenés más de una carrera, ¿por qué elegiste estudiar derecho?
No, intenté estudiar periodismo un par de semestres, pero cuando tuve clases de derecho me enamoré de la carrera. Mi primera impresión fue por el corte estético, esta carrera te exige presentación, seguridad, confianza, dominio absoluto de las materias en las que te involucras. Periodismo también, pero es un campo de estudios y estamos en la época de la especialidad.
También, durante la carrera y en a la vida práctica corroboré lo que ya pensaba, y es que los abogados piensan de forma distinta (no sé si necesariamente la mejor), pero tienen un pensamiento muy estructurado y sentí mucha afinidad por los primeros abogados que conocí.
Con el pasar de los años he reafirmado mi pasión por el derecho y los negocios; me gusta lo que hago, me gustan los retos, y ¿por qué no? Ganar el mayor número de discusiones que pueda… (jaja…)
El derecho tiene mil cosas fantásticas, otras mil regulares, como todo, pero me encanta ejercerlo y siento que el papel de los abogados sigue siendo relevante incluso en la época de la IA, aunque pude variar su rol… Alguna vez le escuché a un muy respetado financiero... “con la IA, el abogado terminará cumpliendo el rol de ser el psicólogo del cliente”; estoy de acuerdo.
¿Qué virtud personal valorás especialmente en vos?
Soy consciente de lo que sé hacer y lo que no sé hacer, y esa consciencia me lleva a asumir nuevos retos, por eso estoy emprendiendo… Siempre tuve la duda de saber si sería capaz de sobrevivir en la “calle”, en el día a día de los abogados que deciden emprender en un proyecto personal, y creo que ha funcionado porque con el cliente sé reconocer cuando no soy experto en algo, pero con la seguridad de que puedo aprenderlo y hacerlo con metodología, logrando buenos resultados. Por eso hoy día manejos asuntos de M&A, cuando históricamente trabajé en asuntos inmobiliarios.
En alguna ocasión alguien me llamó el “super-abogado”, por hacer más de lo que dominaba en mi práctica de firma. Bueno, el reto me ha llevado a ejercer en varias áreas que no eran mi fuerte, con buenos resultados y clientes satisfechos. El emprender se trata de asumir retos y ejecutarlos con metodología y disciplina. El secreto está en tener esquemas asociativos con otros abogados expertos en lo que uno no sabe; confío en estos abogados, y tenemos acuerdos de colaboración; es una excelente forma de comenzar cuando se entra en el largo camino de la independencia, que además te mantiene así, independiente.
Pero volviendo al punto de la pregunta, me ha funcionado siempre la regla de la franqueza total, el cliente valora que no le hagan perder el tiempo y muchas veces reconocer que no se es experto en algo pero que se tiene la metodología para adoptar una asesoría; es paradójico, pero reconocer las capacidades a veces es lo que más genera confianza. Algunos clientes han manifestado que la decisión la tomaron por la confianza y el profesionalismo transmitido.
¿Qué superpoder pensás que tenés o te gustaría tener? ¿Por qué?
Creo que tengo una habilidad para explicar las cosas de forma estructurada, paso a paso, para hacer que el Cliente las entienda. Un cliente que entiende lo que le dices, es un cliente que confía en ti.
Hay muchos abogados en la práctica que se alejan del lenguaje informal o simple, muchas veces de forma intencional, para dar a entender al cliente que necesitan la asesoría por no dominar el tema; otros abogados, según su especialidad, sí o sí deben usar términos técnicos y complejos, como los tributaritas. Cuando logras explicar lo complejo de forma simple, estás dando valor agregado porque más que entregar un resultado al cliente, le estas enseñando.
En una sociedad en donde el abogado aun es catalogado como quien suele “complicar” en vez de “facilitar”, esto es una habilidad que aporta mucho. Muchos negocios y situaciones de la vida en general suelen enredarse por una mala comunicación, entonces ese ha sido mi enfoque.
¿Qué te gustaría hacer en el futuro que hoy todavía no pudiste?
Me gusta la música, mucho, de hecho, mi primera o segunda opción de carrera fue la música, pero “solo triunfa uno en un millón” me dijeron cuando puse la idea sobre la mesa de volverme músico profesional. Sin duda hoy me siento bien con mi profesión, pero todavía pensó en que sería sí…
Eventualmente, sueño como todos retirarme y dedicarme a algo más “light”; espero lograrlo y si lo logro, seguro será mi nueva profesión.
¿Tenés un talento oculto que pocos conocen?
Bueno… Volviendo a la música… Lo sigo intentando, llegué a tocar algunas canciones de flamenco en guitarra, y a tocar piano replicando alguna de mis canciones favoritas (generalmente, soundtracks de películas), pero el tiempo cuando emprendes es mucho al principio, después es muy poco. Espero poder dedicar más tiempo a esos talentos en la medida que vaya creciendo.
También tuve mucha afinidad por escribir cuando estaba más joven. Ocasionalmente lo sigo haciendo, creo que dejé en mis años de universidad alrededor de 33 poemas, que nuca he publicado formalmente, pero que me recuerdan que hay una parte artística que no debo dejar apagar.
¿Qué te ayuda a mantener los pies en la tierra?
Saber de donde vengo, y no solo mirar a donde voy. El proceso no ha sido fácil, me ha tomado años entenderme a mí, como persona, y también como abogado. Entender mis habilidades, debilidades y trabajarlas. Soy consciente que nada en la vida es gratis, todo tiene consecuencias, y creo firmemente en que los buenos y los malos actos se pagan al final, ya sea de puertas para afuera, de cara a la sociedad, o de puertas para dentro, de cara a tu propia conciencia.
¿Qué te da confianza en vos?
Las mejores inyecciones de seguridad que he tenido en los últimos años han sido gracias a mis clientes como abogado independiente y ahora como fundador de una firma.
Sucede que cuanto trabajas en firma, si bien puedes trabajar de forma ardua y con mucho profesionalismo, haces parte de un equipo de abogados muy buenos, dirigidos por los socios de área excelentes en su profesión, que a su vez trabajan bajo el nombre de una firma muy reconocida. Esto implica que algunos abogados mantengan la duda de si solos, sin equipo, jefes y una firma que los respalde, podrían llegar a lograr los mismos buenos resultados al saltar a la independencia y tomar clientes del mismo “calibre”. Creo que esta puede ser una de las causas del tan conocido “síndrome del impostor” que aqueja a tantos abogados en distintas firmas; no lo digo yo, únicamente, lo he escuchado de algunos de los mejores socios de firmas top legal en el país.
En mi caso, naturalmente tuve la incertidumbre de saber si podría prestar asesorías bajo los mismos estándares de calidad estando fuera de la firma en la que trabajé durante casi 8 años. Al finalizar la primera, la segunda y la tercera asesoría, recibí de mis primeros clientes como abogado independiente un mensaje de satisfacción y agradecimiento, igual que con la mayoría de los clientes que manejé en firma.
Esa experiencia, de ser reconocido por tu trabajo, sin contar con equipo o el nombre de una firma que te dé un “respaldo”, es una muestra de que tu trabajo vale, es que es bueno y que es profesional. No hay mayor fuente de seguridad y confianza. Y lo mejor de todo, es que una vez recibes esa inyección de seguridad, quieres la siguiente, entonces te motivas a trabajar más y mejor.
¿Qué libro, película o serie recomendarías sin dudar?
“De por Dios”, como dicen por acá en Bogotá… pocos temas me gustan tanto. Te doy las tres recomendaciones: película… The Phantom Thread, si Daniel Day-Lewis y Paul Thomas Anderson se juntan, nada malo puedo salir. Serie… creo que The Sopranos lo cambió todo, el impacto de la serie ayudó a sensibilizarnos sobre un tema que hasta los 90’s era tabú… La salud mental de los hombres. Libro… El Lector de Bernhard Schlink, el mejor plot-twist que haya leído; pero mi libro más personal… Crimen y Castigo, de Dostoyevski; hay que leerlo alguna vez en la vida.
¿Qué música suele acompañarte en tu rutina?
Mi Wrapped 2024 según Spotify incluyó bandas sonoras, rock y electrónica… Artistas como Dario Marianelli, Max Ritcher y The 1975 nunca faltan… Pero para trabajar, trato de poner música sin letra, que me permita relajarme, pero que no me distraiga, algo como Hans Zimmer siempre es la mejor opción. Pero en el gym… la música es a otro precio, allá puedo escuchar rock, hip-hop o metal; es música que me da energía.
No soy muy de reggaetón… Pero si toca ir hasta abajo… toca.
¿Qué artista, personaje o referente cultural te inspira?
Me ha costado pensarlo y definirlo, hay muchas influencias, pero creo que haber leído Doce Reglas de la Vida de Jordan Peterson dejó marca. Hay muchas cosas que no comparto de él, pero muchas otras en las que creo que se atrevió a abordar con sensatez. Jordan ha recibido muchos calificativos, pero su experiencia de vida y su forma de asumirla ha influido en decisiones que he tomado, sobre todo lo que tiene que ver la construcción de mi propio estándar de valores personales y profesionales.
¿Tenés alguna frase o lema que te represente?
Volviendo a la respuesta anterior, hay una frase o cita de Jordan Peterson que me marco… es algo así: “quien es inofensivo no es bueno. Quien es bueno es quien, siendo peligroso, decide ser bueno”.
Es una frase muy polémica hoy por hoy, pero creo que tiene un trasfondo especial… Muchas veces en la vida se presentan formas fáciles de lograr lo que quieres o te puedes imponer a otros para lograr lo que quieres. En esos momentos, la decisión lo es todo. Tomar el camino “correcto” pudiendo tomar el camino “fácil” creo firmemente que define el éxito que tendrás en tus proyectos, desde un punto de vista personal o profesional.
Qué haces para desconectarte o recargar energías?
Me gusta mucho el ejercicio, las series y las películas, pasar tiempo con amigos y hablar ridiculeces, escuchar música e intentar hacerla. En momentos más íntimos, escribo, tengo un libro como parte de un proyecto de vida. Pero lo que definitivamente me relaja… Ir a la playa, no hay nada como la conexión con la naturaleza, lo cura todo.
¿Qué te emociona y qué te da orgullo?
Me emocionan los tacos… Pero más me emociona compartir con mis seres queridos, cosechar experiencias e historias… Los viajes también son supremamente emocionantes para mí, porque me dan perspectiva.
Me enorgullece saber lo que he logrado, mirar atrás y sentirme satisfecho con el camino transitado.
¿Qué dispositivo o app usás más y por qué?
YouTube… Es una fuente inagotable de información, puedo escuchar y aprender sobre los asuntos que más me gustan cada que va surgiendo un nuevo interés. Encontré en la app un pasatiempo y también una forma de informarme o aprender. Aunque últimamente las IAs capturaron mi atención, en verdad siento que es una gran herramienta para cualquier persona, que se debe manejar con cuidado, claro está.
¿Cómo te llevás con la inteligencia artificial?
Soy entusiasta, definitivamente, y siento que en mi profesión la uso a la inversa; esto es, no le pido que haga cosas desde “ceros”, sino que le pido opiniones sobre análisis hechos. Creo que así funciona mejor, sobre todo en el ámbito legal. La IA como herramienta legal te da perspectiva si la sabes usar, si no sabes hacerlo, te da errores, y en esta profesión los errores son costosos.
¿Qué hábito digital no podés soltar (aunque te gustaría)?
Escuchar noticias… Ha sido una costumbre que heredé de mi papá, el siempre se mantuvo informado y me enseñó a tener interés por lo que nos ocupa todos. Entonces creo que puedo dedicar bastante tiempo a escuchar entrevistas, noticias, a leer periódicos, etc. No obstante, es un hábito que te puede sobre estimular.
De otra parte, a veces TikTok me captura… Debo confesarlo. El algoritmo a veces da en el punto… Así que he tratado de educarlo, dejando de ver rápidamente lo que sé que no me interesa… y reproduciendo muchas veces lo que sí…
Pero no hay nada mejor que los “datos cocteleros” que te da una buena sesión de TikToks…
¿Qué cosas o actividades te conectan con tu creatividad?
Los momentos duros, cuando hay incertidumbre, cuando debes cuestionarte. Esos momentos de introspección son claves para analizarte y superarte. Siento que de cada gran crisis surge una gran idea; de hecho, siento que las crisis son necesarias, para las personas, los negocios, las empresas, los países; enseñan a valorar las cosas y te impulsan a hacer de tu zona de confort.
En particular, a mis los momentos difíciles hacen que estalle mi creatividad artística (si se puede decir que la tengo)… Esos momentos vienen con estallidos de creación… escritura, música, nuevas ideas.
Creo que hay que sacarle provecho a los momentos difíciles.
¿Qué aprendiste haciendo algo que parecía “fuera de tu mundo”?
Solo llegué a conocer el desempleo hasta meses antes de decidir emprender. En consecuencia, solo he estado “desocupado” durante unos 3 o 4 meses desde que obtuve mi título profesional.
Reducir el constante “acelere” de la vida corporativa fue revelador para mí. Ver las cosas con otra perspectiva, tomarse las cosas con un poco más de tranquilidad… Es ahí cuanto te das cuenta de que los esquemas actuales de firma pueden llegar a consumirte, aunque no por eso dejan de ser necesarios si quieres formarte como un abogado muy capaz.
Pero en esos momentos de “desocupe” conecté con muchas personas que tenían visiones distintas de la vida, los logros, la felicidad, la realización… Me di cuenta de que el ritmo e intensidad de la vida lo escoges tú.
¿Qué pregunta te gustaría que te hagan más seguido?
Creo que hoy por hoy todos tienen una visión muy íntima del sentido y el proyecto de vida, si quieren casarse, si quieren tener hijos, cuanto quieren vivir, etc. Las conversaciones entonces giran en torno a asuntos mucho más “relax” … El restaurante que me gusta, la película que vi, el viaje que hice… Todo esto está muy bien, no hay nada más delicioso que poder pensar en lo bueno y compartir las experiencias.
Pero también siento que cada vez hay se dejan más de lado algunos otros temas importantes y que impactan en el bienestar de todos, y es qué proyectos tenemos como sociedad. No olvidar que hacemos parte de un todo, y nuestras decisiones de vida, impactan en los demás.
Por ejemplo, creo que para nadie es un secreto la situación de Colombia, las tensiones sociales derivadas de la profunda división política. Lo que me sorprende de esto es la apatía; quiero mi país, porque es el único que tengo, y me gustaría que todos tuviéramos un mayor interés en aportar ese granito de arena.
En temas más laxos… me gusta mucho que me pregunten de cine y de música, porque es uno de los temas de conversación que mas disfruto…
¿Cuál sería el título de tu autobiografía?
De hecho, ya lo tengo, es precisamente mi proyecto más a largo plazo y más que gracioso, es muy profundo. El título del libro es “Vivir Intensamente”. No es un libro pensado para alguna vez publicarse, sino para recordar los momentos más felices que me han hecho apreciar lo que tengo y la vida que vivo.
“Vivir Intensamente” no tiene como objeto relatar una vida llena de emociones “intensas”, como podría intuirse, busca reflexionar sobre el amor a la vida, el disfrutarla tal cual se presenta, con todos sus altibajos. Estoy convencido que aceptar la vida como es permite que puedas disfrutar sus momentos buenos, malos y regulares, y en el libro cuento cómo a través de los años llegué a esa conclusión.
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