En un inédito fallo, la Suprema Corte de Bronx decidió hacer lugar al reclamo de una joven norteamericana de 30 años, quien ante la repentina muerte de su pareja había decidido recurrir a la Justicia con el fin de obtener la autorización para extraer semen del cuerpo de su pareja, buscando utilizar el mismo para tener un hijo a través de métodos científicos. A pesar de que en un principio el pedido podría parecer inconcebible, pocas horas antes de que se cumpliera el plazo máximo de 36 horas para guardar el semen, un magistrado de la Suprema Corte del Bronx decidió hacer lugar a dicho pedido. Luego de recibir la autorización judicial, el personal perteneciente al banco de esperma llevó a cabo el procedimiento sobre el cadáver alojado en la morgue del Centro Médico Jacobi. La mujer solicitó tal autorización argumentando que con su pareja tenían planes de tener otro hijo, habiendo hablado sobre tal posibilidad pocas horas antes de que se produjera el infarto que le produjo la muerte al hombre en cuestión. Al no encontrarse casada legalmente, la mujer no sólo necesitó la orden legal para concretar la extracción, sino que también debido pedir autorización a los padres de su pareja. El presente caso coincide con otro ocurrido pocas semanas atrás cuando ante la  Corte del Condado de Travis, se presentó el pedido de una madre para permitir una criopreservación de los espermas de su hijo fallecido para que pudiesen ser utilizados en una reproducción futura, los cuales habían sido extraídos pocas horas antes de su muerte.