En un caso donde se encontraba en disputa la pensión de un hombre que había mantenido dos parejas en los últimos años de su vida, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, decidió que cada una de las mujeres que se proclamaban como concubinas del fallecido cobren el 50 por ciento de la pensión. Luego de que se produjese el fallecimiento, ambas mujeres habían iniciado los trámites ante el Instituto de la Previsión Social, alegando ser las concubinas en aparente matrimonio, según publica el diario Clarín en su edición de hoy. La pensión le había sido otorgada en su totalidad por dicho organismo a una de las solicitantes en 1990, pero luego de que la otra pareja del fallecido aportase nuevas pruebas, en una inédita solución, decidió otorgarle la mitad de la pensión a cada una de ellas entre 1993 y 1994, año en que una de las concubinas falleció. Luego de un largo enfrentamiento entre una de las concubinas y los hijos de la otra, la Suprema Corte bonaerense decidió ratificar tal resolución. Los jueces consideraron que se encontraba acreditado que J.R.U. había mantenido una relación simultánea con ambas, pero al no encontrarse previsto dicho caso en ninguna ley, ratificaron la decisión de dividir la pensión en partes iguales entre las concubinas. Los magistrados entendieron que el causante trataba a ambas mujeres como sus esposas, mostrándose ante terceros como una pareja estable de cada una de ellas. Por otro lado, destacaron que se produciría una violación a la finalidad del instituto de la pensión, la cual busca compensar el desequilibrio económico generado por la muerte de la pareja, como la igualdad ante la ley en caso de otorgársele la pensión sólo a una de ellas. De acuerdo a lo publicado en Clarín, el voto mayoritario del tribunal, decidió aplicar de manera analógica lo normado en el artículo 34 del decreto ley 9650-80, donde se divide la pensión entre la cónyuge y la conviviente en partes iguales para casos específicos. Según publica el matutino, con el fin de probar la relación mantenida con el fallecido, las concubinas habían aportado al proceso todo tipo de pruebas, desde facturas por compras, partida de defunción, hasta los pagos realizados por el servicio funerario.