En el marco de una demanda presentada por los denominados “fondos buitres”, la Justicia de los Estados Unidos rechazó un reclamo de embargo de bonos que quedaban como garantía en una cuenta en Caja de Valores S.A., habiendo sido cursada dicha demanda sobre fondos por 700 millones de pesos integrados por bonos Global ´08 depositados como aval por Préstamos Garantizados.

El fallo fue emitido por el juez de Manhattan, Thomas Griesa, sobre quien recaen las demandas de los fondos de inversión litigiosos, quien rechazó la presentación efectuada por los fondos de inversión Aurelius Capital Partners y Blue Angel Capital quienes reclamaban que el Estado argentino les entregue, como pago, bonos depositados en una cuenta de la caja de valores que oficiaban allí como “garantía” de la operación del canje.

Al rechazar tal pedido, el juez del distrito Sur de Nueva York sostuvo que “los bonos están depositados en la Argentina y por esa razón no eran objeto de embargo”, a la vez que en virtud de la Ley de Inmunidades Soberanas de Estados Unidos, el magistrado señaló que “los bonos no se deben considerar la propiedad de los Estados Unidos y son inmunes de embargo y ejecución”.

Luego de conocido el fallo de Griesa que argumentó que no tiene jurisdicción para continuar el embargo de los bonos, porque se encuentran depositados en la  Caja de Valores, la central depositaria de títulos en la Argentina, los demandantes decidieron apelar inmediatamente la sentencia del juez, por lo que el caso pasará a la Corte de Segunda Instancia, siendo improbable que dicha instancia falle en contra del país.

Desde el Ministerio de Economía celebraron la decisión de Griesa, señalando que dicha medida podría significar que el juez está reviendo su postura crítica sobre el país luego del canje de deuda cerrado recientemente y que alcanzó un grado de adhesión global del 92% entre los acreedores.

El Gobierno se encuentra trabajando para  poder forzar en el corto plazo un pronunciamiento de Griesa que confirme que el país dejó definitivamente atrás el default con el último canje de deuda, buscando con ello demostrar la buena fe del país en las negociaciones con sus acreedores.