Josef Fritzl, el austríaco de 73 años que durante más de 24 años secuestró a su hija en el sótano de su casa, se declaró culpable de los delitos de violación, incesto y secuestro durante la primera jornada del juicio llevado en su contra. Sin embargo, negó ser responsable de los cargos presentados en su contra por asesinato y esclavitud, tras ser acusado de haber asesinado a uno de los niños fruto de la relación mantenida con su hija, por lo cual podría recibir la pena de cadena perpetua. Por el resto de los delitos que se encuentra acusado, entre los que figuran violación, incesto y secuestro, entre otros, podría recibir una condena máxima de 15 años, las cuales no son acumulables. Este sujeto señalado por casi todos los diarios del mundo como un “monstruo”, mantuvo por el lapso de 24 años secuestrada a su hija en el sótano de su casa, obligando a vivir a la misma en condiciones infrahumanas. Durante más de dos décadas, la mujer que cuando comenzó a ser sometida tenía 18 años, fue violada sistemáticamente por su padre, habiendo tenido como resultado de la relación incestuosa siete hijos. Tres de ellos fueron adoptados por la familia de Fritzl, quien vivía en la casa con su esposa, la cual alegó no conocer lo que hacía su marido. Otros tres hijos de la espeluznante relación permanecieron en el  sótano con su hija, mientras que el otro hijo fue incinerado en la caldera por Fritzl cuando apenas tenía tres días de nacido. Para defenderse de las acusaciones en su contra, Fritzl  había argumentado que su hija se había unido a una secta, siendo ella la que dejaba los bebés en la puerta de su casa con un cartel donde le pedía a sus padres que los cuidaran.