Los comienzos (1999- 2012)
En el contexto de la profunda crisis económica, social, política e institucional que sacudió a la Argentina −especialmente entre los años 2001 y 2002− varios profesionales de distintos sectores del Estudio comenzaron a trabajar de manera gratuita asistiendo en cuestiones jurídicas a organizaciones sociales y a personas de los sectores en situación de vulnerabilidad de nuestra sociedad.
Aún sin llamarlo “pro bono”, Marval asesoraba en forma gratuita a Caritas Argentina desde el año 1999; específicamente desde el 12 de agosto de 1999, fecha en la que se dio de alta como cliente. Tenemos el orgullo de afirmar que es nuestro cliente pro bono más antiguo y continúa siéndolo en la actualidad.
En aquel momento, los profesionales que hacían ese magnífico trabajo comenzaron a reunirse y organizarse. Lo mismo ocurrió con otros estudios jurídicos importantes de nuestro país, que fueron convocados, en un primer momento, por Poder Ciudadano y, luego, por el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires.
Clive Vero, Juan Cambiaso y Gonzalo Fontana, socios de Marval O’Farrell Mairal, participaron de distintos encuentros donde comenzó a escucharse el término “pro bono”, un concepto que proviene del latín y significa “para el bien público”.
El trabajo pro bono en el ámbito legal es el asesoramiento jurídico gratuito en causas de interés público para personas en situación de vulnerabilidad y para ONG cuyos beneficiarios son las personas en esa situación.
En esa época, los estudios jurídicos más comprometidos con el trabajo pro bono crearon, en el ámbito del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, la Comisión de Trabajo Pro Bono e Interés Público. Esta organización es actualmente el principal referente del trabajo pro bono en la Argentina y una de las más importantes de la región.
En el año 2004, algunos de los principales estudios jurídicos de la Argentina que venían desarrollando el trabajo como una nueva área del derecho −entre ellos Marval− fueron invitados por The Cyrus R. Vance Center for International Justice para preparar un evento que se realizaría en el año 2005 en la ciudad de Nueva York. Su objetivo era promover la institucionalización del trabajo pro bono en los estudios jurídicos de América.
Con ese fin, se creó una comisión cuya misión consistió en la redacción de un documento para que firmaran, en un principio, los estudios jurídicos de la región que fueran al encuentro. Juan Cambiaso integró la comisión redactora.
En el año 2005, varios de los estudios jurídicos que hoy son parte de la CTPBIP −entre ellos Marval− suscribieron la “Declaración de Trabajo Pro Bono para el Continente Americano”. Esto implicó, entre otros compromisos, destinar veinte horas de trabajo pro bono por profesional al año.
Fue a partir de ese entonces que tomamos verdadera conciencia de que podíamos ayudar a los demás con el resultado de nuestro trabajo como profesionales del derecho, contribuir al acceso a la justicia y, de este modo, a una sociedad más equitativa. Con el tiempo, Marval incrementó la cantidad de profesionales que empezaron a hacer trabajo pro bono como una práctica habitual y con los estándares de calidad del trabajo rentado.
En el año 2003, Marval designó al socio Gonzalo Fontana a cargo del trabajo pro bono del Estudio y a un asociado como coordinador. Ambos recibían los casos, los derivaban a los distintos profesionales y coordinaban el trabajo de todos. Poco a poco fue creciendo la cantidad de casos y, a la par, continuó creciendo el número de profesionales que se sumaron a la práctica del trabajo pro bono.
Uno de los primeros proyectos de los que nos enorgullece haber sido parte es el Proyecto Manuel, que nació en los inicios de la Comisión de Trabajo Pro Bono e Interés Público del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires. El objetivo fue asesorar legalmente al hogar de niños en tránsito Familias de Esperanza, en los expedientes de los niños y niñas que se encontraban “judicializados” por haber sido separados de sus familias. Actualmente, Marval no sólo continua con este proyecto, sino que sumó cuatro hogares más.
La institucionalización del Programa (2013- 2022)
En el año 2013, el Estudio designó una coordinadora pro bono full time quien, junto con el socio a cargo, comenzaron a incorporar otras áreas adicionales a los servicios que se ofrecían, tales como salud, discapacidad y familia.
En los años siguientes, ampliamos el abanico de organizaciones sociales que seguimos atendiendo y comenzamos a trabajar junto con organizaciones dedicadas a la educación, desnutrición, discapacidad, colectivo LGBT, entre otros.
A partir de la institucionalización del trabajo pro bono, el número de clientes y de horas pro bono comenzó a crecer sostenidamente: durante el año 2013, el Estudio atendió 117 casos y destinó 4058 horas al trabajo pro bono; mientras que, en el año 2016, se atendieron 156 casos y se destinaron 5338 horas al trabajo pro bono.
Tanto esfuerzo y trabajo en equipo permitieron que, en el 2015, alcancemos la meta de las 20 horas de trabajo pro bono por profesional al año (20,41 horas para ser más exactos). Nos enorgullece decir que tal promedio no sólo se mantuvo a lo largo de los años, sino que fue superado ampliamente. Durante el último ejercicio, se realizó un promedio de 40,58 horas por profesional.
A fines del 2016, Marval creó el Comité Pro Bono, integrado inicialmente por el socio a cargo del programa, la coordinadora, tres socios y dos asociados. La inclusión de más y distintas voces en la estructura del programa generó una importante mejora.
Poco tiempo después, se realizó una encuesta a socios y asociados para evaluar el trabajo pro bono. Su resultado fue prometedor: confirmó la identificación del pro bono con los valores fundamentales del Estudio y la necesidad de trabajar en el conocimiento y difusión de nuestras políticas pro bono y de los casos en los que trabajamos.
Entendimos que era el momento de dar el siguiente paso. Así, avanzamos en la redacción del “Manual Pro Bono del Estudio”. Este fue incorporado al manual del Estudio e incluye cinco grandes capítulos referidos a:
i. el compromiso del estudio con el trabajo pro bono;
ii. los objetivos del programa pro bono y requisitos para la incorporación de clientes y casos;
iii. la estructura y organización del comité pro bono, socio a cargo y coordinación del programa;
iv. la gestión de clientes y casos;
v. el pro bono en la carrera de los profesionales.
El Comité pro bono elevó al Consejo del Estudio una propuesta de relanzamiento del Programa Pro bono para fines de 2016. Esta propuesta fue aprobada y el 16 de junio de 2017, en un gran evento interno, relanzamos el Programa donde se mostró a todos los integrantes del Estudio el resultado de una encuesta, el Manual Pro Bono del Estudio, se presentó a los integrantes del Comité Pro Bono y se exhibió un nuevo logo pro bono. En aquella oportunidad, contamos con la participación de Música Para el Alma, cliente pro bono del Estudio, que cerró el evento con un gran concierto para nosotros.
Estamos preparados para nuevos desafíos. Contamos con la experiencia, el conocimiento y los recursos para seguir incrementando nuestro apoyo a los sectores más postergados a través de lo que mejor sabemos hacer: brindar nuestros servicios jurídicos pro bono.
Para Marval, el trabajo pro bono siempre fue importante. Por eso, desde los comienzos del trabajo pro bono en Marval, aplicamos ciertos estándares para con los clientes y para con los profesionales, como por ejemplo, que el servicio pro bono debe ser brindado con la misma calidad que los servicios brindados a los clientes facturables. Además, las horas pro bono destinadas por los profesionales se computan igual a las horas facturables para la carrera profesional, remuneración y bonos.
Asimismo, se realizan distintas acciones para fomentar aún más el trabajo pro bono. A modo de ejemplo, se realiza la entrega de un reconocimiento al profesional pro bono del año, se incluyen las horas pro bono en los sistemas de evaluación anual de desempeño, se brindan capacitaciones para profesionales y/u ONG en temas jurídicos de su interés y se presenta el Programa Pro bono en la inducción a los nuevos integrantes del Estudio.
En el año 2019, se lanzó una web específica para el Programa Pro bono con videos tutoriales y novedades de interés para nuestros clientes pro bono y profesionales. Paralelamente, se redactaron numerosos artículos para nuestro Marval News con normativa referida a ONG y temas jurídicos de salud, discapacidad, educación y acceso a la justicia, entre otros.
Un crecimiento exponencial (2022 a la actualidad)
Durante el 2022, nos propusimos ampliar aún más la estructura del Programa Pro bono e incluir nuevos integrantes, no sólo profesionales del derecho sino también de otras disciplinas, para sumar mayor creatividad y distintas voces. Con esto también intentamos hacer parte a todos los colaboradores de Marval en nuestro Programa Pro bono ya que es un valor fundamental de nuestra organización.
Actualmente, contamos con 45 integrantes en la organización y gestión del Programa. Este tiene un socio a cargo; dos coordinadoras abogadas full time; un comité pro bono, compuesto por socios; asociados; y un miembro de Recursos Humanos. También, tenemos tres subcomités: (i) subcomité de comunicación, integrado por asociados y un miembro del Centro de Escritura; (ii) subcomité de eventos, integrado por asociados; y (iii) subcomité de seguimiento de casos, integrado por asociados. Por último, designamos referentes pro bono de las distintas áreas del práctica del Estudio, que son el nexo entre el Comité pro bono y los más jóvenes del Estudio para fomentar el trabajo pro bono entre los profesionales.
Bajo el lema “Muchos Haciendo Más” logramos aumentar la cantidad de horas pro bono, profesionales involucrados, clientes y consultas atendidas. Durante el último ejercicio, se realizaron 7821 horas pro bono, trabajaron 187 profesionales, y se atendieron 266 consultas para 100 clientes.
Los reconocimientos
En Marval, estamos convencidos de que con el trabajo pro bono contribuimos con el acceso a la justicia de los sectores más vulnerables de nuestra sociedad y, así, a un mundo más equitativo. Saber esto es una gratificación en sí misma.
Las palabras de agradecimiento de nuestros clientes pro bono nos llenan de orgullo y nos ensanchan el corazón. Nuestro cliente pro bono más antiguo refirió: “Sin duda, Marval se ha convertido en un gran aliado que nos permite cumplir nuestra misión, promoviendo nuestros valores de caridad y justicia social, mientras construimos una sociedad de amor y empatía.”
Otro cliente pro bono, que acompañamos desde el inicio de su proyecto y que nos permitió ver el gran crecimiento e impacto que genera en nuestra sociedad, nos dijo: “Gracias a este respaldo legal de primer nivel, nuestra fundación puede firmar acuerdos innovadores que arrojaron grandes resultados en la mejora de la calidad de vida de cientos de personas que padecen múltiples vulnerabilidades.”
Tanta generosidad hacia nosotros hace que podamos sentirnos parte de ese enorme trabajo que realizan nuestros clientes para mejorar este mundo. En palabras de uno de nuestros profesionales: “Con el trabajo Pro Bono, aportamos nuestro granito de arena para brindar ayuda y soluciones a personas o comunidades que sufren de ciertas necesidades”.
Otro de nuestros profesionales, al preguntarle por qué realiza trabajo pro bono, nos contestó: “porque creo que una sociedad más justa e igualitaria es posible, y en que es necesario trabajar día a día para que este ‘sueño’ o ‘meta’ sea una realidad (…)”.
Uno de nuestros miembros del Subcomité de Comunicación nos dijo: “Disfruto hacer trabajo Pro Bono porque me motiva la idea de utilizar mis conocimientos para marcar una diferencia positiva en la comunidad y ayudar a aquellos que lo necesitan.” Sin dudas, el hacer trabajo pro bono es algo gratificante que va mucho más allá del ejercicio profesional.
Por otro lado, el reconocimiento de nuestros clientes y la satisfacción que sentimos al hacer trabajo pro bono también se traduce en el reconocimiento de organizaciones locales e internacionales; como es el caso de Latin Lawyer, por quienes fuimos designados como “Pro Bono Leading Lights” por más de 10 años consecutivos, reconocimiento que también obtuvimos en la edición de este año.
La Comisión de Trabajo Pro Bono e Interés Público del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires otorgó un reconocimiento a uno de nuestros profesionales durante los últimos cinco años. El premio se otorga a los profesionales del derecho con un marcado compromiso social en el ejercicio de su profesión.
En el año 2024, uno de los proyectos que coordinamos fue ganador de los Trustlaw Awards 2024 como Collaboration Award. De hecho, este año −2024− fuimos reconocidos por Women in Business Awards (WIBL) como mejor estudio jurídico Pro Bono de LATAM.
¿Qué aprendimos hasta ahora y qué proyectamos hacia el futuro?
Cuando hablamos de trabajo pro bono, siempre hay un denominador común: el trabajo colaborativo, es decir, el trabajo entre estudios jurídicos con un mismo fin que es el de contribuir al acceso a la justicia de los sectores vulnerables. Esto hizo que la práctica del pro bono en la Argentina sea cada vez mayor. Desde hace unos años, comenzaron a sumarse los departamentos de legales de las empresas y profesionales de toda la República Argentina, conformando junto con los estudios jurídicos, la Red Federal Pro Bono.
Mas allá de que el resultado de nuestro trabajo pro bono conlleve recibir premios otorgados por organizaciones que promueven el trabajo pro bono en el mundo, lo cierto es que siempre sobrevuela la idea de “no competencia” −que normalmente no existe cuando hablamos de clientes facturables−. Los profesionales siempre están dispuestos a responder a un llamado de un colega de “la competencia” para brindar una opinión jurídica, facilitar un modelo de demanda o contrato, o revelar algún tip que aprendieron para agilizar alguna presentación.
Esta colaboración trasciende incluso las fronteras de la Argentina. El Estudio participó en diversos proyectos de investigación de derecho comparado junto con estudios y departamentos de legales de empresas del resto del mundo, a pedido de organizaciones internacionales, como The Cyrus R. Vance Center for International Justice, Lex Mundi Pro Bono Foundation, TrustLaw y la Red Pro Bono para Las Américas.
También, aprendimos que debemos trabajar interdisciplinariamente con otros profesionales, ya que los obstáculos que intentamos sortear desde el pro bono son mucho más abarcativos que sólo el aspecto jurídico. Nuestros clientes luchan contra la pobreza, desnutrición y malnutrición, falta de acceso a la salud, escolarización y servicios básicos como el agua, niñez sin cuidados parentales y adicciones, entre otras cuestiones. Ejercer nuestra profesión atendiendo a la mirada experta de médicos, psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales, entre otros, es algo muy enriquecedor.
Por último, aprendimos que sumar más personas a la estructura y organización del programa pro bono nos trajo como resultado nuevas ideas, desafíos y objetivos, todos con la idea de seguir creciendo para ampliar y afianzar nuestro Programa. Escuchar todas las voces nos agrega valor, nos hace repensar las formas y diseñar nuevas estrategias que incluyan a todos.
Nuestro objetivo siempre fue contribuir con nuestro trabajo pro bono para lograr una sociedad más justa y equitativa, y generar un impacto positivo en los sectores más relegados de nuestro país.
Estamos convencidos de esto. Por eso, proyectamos sumar cada día más profesionales y horas de trabajo pro bono. No queremos que nadie se pierda la oportunidad de ser parte de este gran equipo y de generar un impacto positivo en la sociedad.
Autores
(*) Comité pro bono:
Gonzalo Javier Fontana
Ignacio Torino
Javier E. Patrón
Josefina Barbero
Julia Anabel Sainz
Luciano Ojea Quintana
Maria Ines Brandt
María Mercedes Rudolph
María Soledad Eguizabal
Maria Verónica de Jorge Ameijeiras
Martín Emiliano Guala
Ornella Azul Morbelli
Santiago Pablo Cruz
Veronica M. Canese
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