La AFIP, a través de las áreas especializadas, pudo detectar operaciones fraudulentas tendientes a blanquear operaciones de producción que no se habían declarado, y ese blanqueo pretendía ser realizado a través de prestanombres o similares. El perjuicio al que se hubiera sometido al fisco era de alrededor 248.000.000 de pesos. La principal finalidad de esas operaciones era que los sujetos intervinientes cobraran reintegros por operaciones en negro como si hubieran sido en blanco. Es decir que fiscalmente no habían existido, y por lo tanto no había tributado ningún tipo de impuesto por su realización. Ello conllevaba un perjuicio doble al fisco ya que, por un lado, no se ingresaban impuestos por esas operatorias y, por otro, se pretendía cobrar el reintegro. El número de contribuyentes que se aprestaban a realizar esa operatoria fueron alrededor de 195, los cuales sufrieron embargos en sus cuentas. Si bien es bastante complejo detectar este tipo de maniobras, a partir de las cartas de porte, las DDJJ de los propios contribuyentes y las imágenes satelitales fue posible obtener los datos necesarios para reunir las probanzas que así lo acrediten La más destacada de las “formas” de blanquear se formulaba a partir de operaciones en negro, generalmente ventas, a las que luego se trataba de insertar en el sistema a través de prestanombres. Ante la realización de operaciones por fuera del circuito legal, los prestanombres facilitaban facturas ante las cuales se debía reintegrar crédito fiscal por importes que nunca habían ingresado en la realidad de los hechos.