La Asimetría de la Información y el Mercado de Medicamentos

Por María Cristina Cortesi                          La Real Academia Española  define información como la “comunicación o adquisición de conocimientos que permiten ampliar o precisar los que se poseen sobre una materia determinada”. La información constituye un mensaje sobre un objeto determinado, que nos permite ampliar nuestros conocimientos acerca del mismo. La situación ideal en cualquier negocio o transacción, es que las partes intervinientes posean la misma información sobre el producto sujeto a tal acto. Cuando ello no sucede, hablamos de asimetría de la información es decir, esto implica que una de las partes posee más información lo que provoca una falla en el mercado que lo torna ineficiente. Esta circunstancia conlleva a un problema de selección adversa, que según Stiglitz ocurre cuando en una relación entre principal y agente el primero desconoce el comportamiento ex ante  del segundo por lo que lo definirá por el comportamiento esperado. El tema fue tratado extensamente por George A. Akerlof  en su artículo “The Market for Lemons: Quality Uncertainly and the Market Mechanism” publicado en 1970 en “Quaterly Journal of Economics”. Akerlof analizó el impacto de la información asimétrica en relación con la calidad de los productos, utilizando para ello el mercado de autos de segunda mano donde la calidad de los vehículos que allí se ofertan difiere bastante entre sí. Sostiene que algunos de ellos están en buenas condiciones mientras que otros no pero ese dato sólo es conocido por el vendedor. Este desconocimiento del estado real del vehículo hace que los compradores no quieran pagar precios altos por autos de segunda mano, por temor a comprar uno de mala calidad o “lemon”. Según Akerlof esta actitud desanimará a los vendedores de autos de buena calidad y los retirarán del mercado quedando entonces sólo los peores con lo que los precios de autos usados tenderán a bajar más. Se pregunta entonces cómo corregir esta situación de manera de no ser expulsados del mercado los vehículos buenos. Sostiene que la única forma es a través de los incentivos que puedan señalizar la mejor calidad. En el ejemplo de los autos usados sería ofrecer al comprador una garantía por el vehículo adquirido. El vendedor del bien de buena calidad debe enviar señales creíbles a su posible comprador a fin de reducir la incertidumbre sobre el resultado de la decisión a tomar. La asimetría de la información se observa en casi todos los mercados: el que solicita un préstamo sabe más que el prestamista sobre si va a poder cumplir o no con los pagos; el que contrata un seguro de salud sabe sobre sus enfermedades preexistentes más que el asegurador, etc. Es precisamente en el ámbito de la salud donde esta teoría cobra importancia vital, ni bien se tenga presente la brecha amplia entre los conocimientos de los agentes involucrados. Con el cambio de paradigmas y el alejamiento del “paternalismo” médico, todo paciente debe estar muy bien informado a fin de poder consentir los tratamientos que sean necesarios llevar a cabo sobre su propio cuerpo. El aporte más significativo a fin de corregir esta asimetría de la información entre médico y paciente es precisamente, el consentimiento informado. La llave de una buena actuación terapéutica es la relación médico-paciente y el proceso de una buena comunicación entre ambos se ha transformado desde hace tiempo en una prioridad a ser atendida. En el mercado de medicamentos en Argentina se puede observar también este fenómeno. La ley 25.649 obliga a los médicos a prescribir por denominación genérica permitiendo la sustitución de fármacos cuando en nuestro país no hay medicamentos intercambiables (genéricos). El Dr. Ginés G. García sostiene  que: “ Adicionalmente, esta política favorece el paso del paciente de “consumidor pasivo” a “consumidor informado”……”. Frente a un mercado que ofrece fármacos innovadores y copias o similares de los mismos, algunos de estos últimos de calidad y eficacia comprobada por su larga trayectoria en el mercado pero otros de dudosa eficacia y calidad, el desconocimiento de estos temas coloca al paciente en una situación de extrema vulnerabilidad. Aquí la información es asimétrica e insuficiente entre “oferente” y “demandante” por lo que al momento de la elección o sustitución del fármaco prescripto, el paciente seguramente decide por el precio exclusivamente. En el caso de los fármacos OTC (venta libre) los pacientes no disponen de ningún medio como para realizar evaluaciones por lo que pueden comprar medicamentos  ineficaces e inclusive tóxicos. Rothchild y Stiglitz en su artículo publicado en 1976 “Equilibrium in Competitive Insurance Markets: An Essay on the Economics of Imperfect Information”  demuestran que los agentes informados mejoran sus ingresos en un mercado donde la información es asimétrica, por ejemplo  en el mercado de seguros donde las empresas que los brindan no tienen información sobre las situaciones individuales de riesgo de sus clientes. La solución, a fin de evitar la selección adversa, consiste entonces en enviarle señales al consumidor respecto a la calidad de los productos. El vendedor debe buscar el modo de señalizar al comprador que su producto vale el precio que se pide por él, a través de acciones observables. La señalización de la mejor calidad respecto al mercado de medicamentos está dada por: 1) LAS MARCAS COMERCIALES: Identificar el producto a través de una marca es esencial, en primer lugar para no ser confundido con otro y además, para evitar su “imitación”. La finalidad de la existencia de una Ley de Marcas (Ley 22362) es la de velar por los derechos de los consumidores y representar el prestigio de sus fabricantes, a la vez que permiten a los productos ser distinguidos en el mercado. Además los consumidores se informan sobre las bondades de cualquier producto evaluando su calidad y eficacia a través de la marca comercial. Lo social y lo emocional se relacionan con la marca ya que ésta transmite confianza, calidad, seguridad y el compromiso de la empresa farmacéutica, al asociarse con la misma. 2) LAS PATENTES: Un producto farmacéutico es el resultado de un proceso largo y complejo. Las patentes permiten a los laboratorios que los producen, recuperar lo invertido y a la vez incentivar la investigación de nuevos fármacos. La patente sobre un medicamento le otorga en forma directa garantías  de eficacia y de seguridad pero también de calidad teniendo en cuenta que los mismos son el producto final de un proceso que ha atravesado por las distintas fases de investigación  y por exhaustivos controles que dan cuenta de ello. A manera de conclusión, podemos entonces afirmar que la marca y la patente son señales inmejorables que garantizan la calidad del producto. Más allá de eso, también son importantes las estrategias de información directa dirigida a los profesionales, quienes deberán transmitirla a sus pacientes. Trabajar sobre estos postulados sería beneficioso a fin de otorgarle al paciente una verdadera autonomía convirtiéndolo en competente a fin de hacer eficiente el uso de los recursos disponibles. Notas: 1) www.rae.es 2) Se puede visitar su página personal en www.elsa.berkeley.edu 3) Gonzalez García, Ginés-De La Puente, Catalina-Tarragona Sonia: “ Medicamentos, Salud, Política y Economía” Instituto Universitario ISALUD , Año 2005 pág. 208 4) Quaterly Journal of Economics, 95 – 629 a 649

 

Opinión

El nuevo art. 245 bis de la LCT y la reedición de viejos errores del pasado
Por Lucas J. Battiston
PASBBA
detrás del traje
Diego Palacio
De PALACIO & ASOCIADOS
Nos apoyan