Para elaborar una adecuada estrategia y llevar adelante su tarea con éxito, es indispensable que cualquier abogado encuentre un propósito, ya sea personal o referido al caso concreto que lleva adelante. Ese es el secreto para que cada jurista pueda dirigir su trabajo hacia una meta y conforme a un plan.
Esto podría aplicarse, muy probablemente, a otras profesiones y temas, pero en el caso de los juristas resulta indispensable para llegar al mejor resultado posible.
El propósito de una causa es lo primero que un abogado debe encontrar. Porque será esa estrella que va a guiarlo en el camino para sortear las dificultades de cada proceso. Por ejemplo, podría ser la motivación de resolver conflictos de manera temprana y evitar pérdidas lamentables. O bien, tratar de sentar un precedente para que los jueces pongan en primer lugar a la presunción de inocencia, más allá de la gravedad del delito del cual se lo está acusando al defendido.
Esa inspiración puede encontrarse con un trabajo de “lluvia de ideas”, dialogando con el cliente para hacer esa relación más productiva, y estudiando el expediente. En ese sentido, un litigante también debe desarrollar un pensamiento estratégico, seleccionar las pruebas idóneas, armar una buena presentación y conocer a la perfección las reglas de la oratoria y la persuasión.
En tanto, durante la preparación del caso, deben desarrollarse nuevas habilidades que se relacionan con el liderazgo, la investigación, el pensamiento estratégico, la capacidad de negociación y la cualidad para narrar historias.
Un liderazgo esencial
Vale destacar que el rol de líder de un abogado se ve al momento de su determinación para dirigir el caso y su disposición para enfrentar los conflictos que puedan surgir, y resolverlos muchas veces de manera creativa.
Ese liderazgo puede ejercerse frente a su equipo de trabajo, el juez o el propio cliente. Esto último es muy importante, porque muchos juristas se niegan a intercambiar ideas con el representado. Muchos consideran que debe subordinarse a su estrategia, sin contradecirla, porque ellos son los que estudiaron. Pero lo cierto es que eso es un grave error.
El abogado debe formar un equipo con su cliente, porque es la principal fuente de información. Además, es sobre quién van a impactar los aciertos, desaciertos y resoluciones judiciales. Por lo cual, es importante que cualquier jurista mantenga una relación continua y sólida con su cliente. Para que el representado se sienta orgulloso de a quién contrató, entre todas las opciones disponibles.
Asimismo, cualquier litigante debe tener en claro que, durante una audiencia oral, se están representando derechos de otra persona, es la voz de otro para llevar adelante esa batalla legal. Por eso, es muy importante que, en ese vínculo, cada abogado pueda descubrir por qué su cliente actuó de una determinada manera.
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