La abogacía enfrenta un cambio de paradigma: la democratización del conocimiento jurídico impuesta por la IA. Intento unas reflexiones sobre lo que representa el desafío profesional y formativo, con un Anexo con las predicciones de la IA.

1. La IA para todos: el fin del monopolio de la información

Desde hace décadas, la evolución de nuestra profesión ha sido constante, pero nada comparable al impacto que la Inteligencia Artificial (IA) está generando en la abogacía[1]. A diferencia de otras disciplinas, donde la IA potencia herramientas específicas, en el derecho, la tecnología ataca el corazón mismo de nuestro valor tradicional: el acceso y manejo de la información legal.

Es cierto todo lo que se comenta sobre que la IA optimiza la gestión de estudios jurídicos, facilita la investigación y agiliza los equipos legales. Sin embargo, se reflexiona poco o se subestima algo muy profundo: el que esté al alcance de todos.

Lo jurídico se vuelve transparente y accesible: para ciudadanos, instituciones, otras profesiones (ingenieros, físicos, consultores) y, sobre todo, para los propios clientes. Esta 'revolución de la IA', que ha sorprendido incluso a sus creadores, es un paso enorme de la revolución digital, y como toda gran disrupción (análoga a la revolución industrial del s. XVIII), inevitablemente destruirá puestos de trabajo al automatizar la base de nuestro expertise.

2. El cliente más informado y la caída de la demanda

La brecha de conocimiento entre el abogado y el cliente está desapareciendo. Esto tendrá dos efectos directos en la demanda legal. Por un lado, consultas significativamente más complejas: los clientes no sólo recurrirán menos a los estudios, sino que sus consultas serán puntuales y profundas, exigiendo mucho más de los abogados[2]. Y, por otro lado, las autoconsultas, la gente y las instituciones intentarán ser sus propios abogados: en tanto podrán obtener la información y un entendimiento inicial de su problema legal.

Este fenómeno no es exclusivo del derecho (ej. en la medicina, los pacientes pueden estar más informados y actualizados que los propios médicos). Pero, como comento, en el caso la IA facilita el core de nuestra profesión.

Por otro lado, la reducción en los costos operativos de los estudios (por la automatización) se traducirá en servicios más competitivos y potencialmente más asequibles, pero también en una torta legal más reducida.

3. Nuevos competidores inesperados: el fin de la ventaja comparativa

La IA no solo democratiza el conocimiento para el cliente, sino que también transparenta el entorno jurídico, abriendo el campo a nuevos competidores: El derecho local: La ventaja comparativa de los abogados nacionales desaparece facilitando la expansión de la práctica de abogados extranjeros. La amenaza de las ciencias duras: ya no me refiero solo a contadores o auditores: pienso profesionales con una profunda especialización en la solución de problemas, como ingenieros, físicos y químicos. Si la IA les evita la tediosa tarea de los estudios previos y las disquisiciones legales, profesionales con esta formación analítica y rigurosa se verán tentados a incursionar en el campo legal, disputando una porción del mercado.

4. El Imperativo: entrenamiento para pensar

Las facultades de derecho, ¿preparación tecnológica o nuevos enfoques?

Desde los ’70 del siglo pasado advertía en Argentina una situación parecida a la que llevó a Calamandrei a escribir en Italia su conocido trabajo Demasiados Abogados[3]. Luego y con la creación descontrolada de facultades de derecho, el panorama en Argentina se desmadró, y ahora descuento que van a sobrar. El cambio en la formación de los abogados debe ser profundo: Creo que no se trata de que los aprendan tecnología y se involucren más en el manejo de los programas, sino que se entrenen para pensar. Los programas de IA específicos irán mejorando y serán cada vez más amigables y fáciles de usar. El futuro de la abogacía está en la filosofía jurídica y el tesoro de la experiencia humana. Hace años arriesgué que vería surgir una nueva profesión entre el derecho y la economía, y ante este panorama lo veo más posible. Y, entre los nuevos jugadores, veo algunos profesionales de formación analítica, preparados para solucionar problemas, que pueden intentar jugar en esta liga. Por otro lado, y así como la práctica legal se abre a los abogados extranjeros nuestros abogados podrán emularlos [4]. Esto es una señal clara a las facultades de derecho para que refuercen la enseñanza de los diferentes sistemas legales mundo y el derecho comparado.

Colegios de abogados

Las instituciones de la abogacía, además de concentrarse en temas como los planteos éticos, también deberá pensar soluciones imaginativas para responder a este fenómeno, sin recurrir a las típicas respuestas de las barreras de entrada. Por supuesto que lo intentarán, pero supongo que serán inconvenientes e ilusorias. La historia demuestra que las revoluciones tecnológicas no son detenidas por la regulación, sino que exigen una adaptación radical de los afectados.

5. Reflexiones Finales: la destrucción creativa

Una conquista de la humanidad como la IA torna innecesaria o de poco valor agregado buena parte de la labor tradicional de los abogados. La abogacía es especialmente sensible porque su trabajo se apoya en conocimiento normativo, estructura lógica y redacción argumentativa, tres cosas que la IA puede reproducir razonablemente bien[5]. El desafío es claro: concentrarse en aquello que los algoritmos no podrán todavía suplir. La intervención de las personas humanas en ciertas situaciones continuará siendo insuperable por años. La "revolución de la IA" es un claro ejemplo de destrucción creativa (Schumpeter): se destruyen los roles antiguos, pero se crean roles de mayor valor[6].

El poderoso desafío: el abogado clásico en extinción

La abogacía se encuentra jaqueada. Si la información y el "libreto" legal están disponibles para cualquier persona con una mente preparada para la lógica y la solución de problemas (como un ingeniero o un científico), el valor del abogado como dueño de la información y de la jurisprudencia desaparece.

Anticipo que el ejercicio de la profesión se volverá más exigente, y el campo de acción de la abogacía se reducirá drásticamente. Sobrevivirán los profesionales que logren una rápida y profunda adaptación, aunque esto no siempre garantice la supervivencia del más "capaz" en el sentido tradicional, sino del más adaptable y estratégico. El resultado será menos trabajo legal y un excedente de abogados anclados a un modelo obsoleto.

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San Isidro, 1º. de diciembre de 2025

ANEXO: las predicciones de la IA –

LA ABOGACÍA

(GEMINIS + CHAT GPT) De 2030 a 2040 la abogacía no desaparecerá: se transformará. El desafío real no es solo tecnológico: es organizativo, ético y formativo. No habrá una única ‘destrucción’ del empleo jurídico: se producirá una recomposición profunda del valor profesional. Abogacía de nicho: el abogado sobreviviente será hiper especializado donde la experiencia humana en la frontera del conocimiento es insustituible. El foco ya no será la experimentación, sino la estandarización y la lucha por la ventaja competitiva basada en la tecnología. Conclusión: El Desafío Final. Entre 2030 y 2040, el impacto de la IA no será la destrucción de la ‘Ley’, sino la destrucción del ‘Oficio’ como lo conocemos. La supervivencia de la abogacía dependerá de ● aceptar la Pérdida de Monopolio: reconocer que la IA provee soluciones legales básicas sin necesidad de un título ● Abrazar la complejidad: reorientarse hacia la resolución de problemas donde se mezclan el derecho, la ética, la tecnología y el factor humano ● liderar la regulación: dejar de defender al gremio y centrarse en regular el uso de la propia IA para garantizar que sea justa y ética. El abogado que no se adapte desaparecerá. El que se convierta en un estratega ético y tecnólogo legal prosperará. La destrucción creativa es inevitable

Facultades de derecho/abogacía: la preparación de abogados

(GEMINIS) Cambios drásticos en la formación universitaria: para formar este "nuevo tipo de abogado", las facultades de derecho deben girar 180 grados, abandonando el modelo memorístico del siglo XX. 1. Currícula interdisciplinario: La formación debe dejar de ser puramente legal y volverse interdisciplinaria ● Derecho y Datos: Introducción a la programación (básico), análisis de datos y estadística. Los abogados deben ser capaces de entender y trabajar con conjuntos de datos jurídicos (jurisprudencia)[7]. ● Derecho y Diseño/UX: Cursos obligatorios sobre pensamiento de diseño (Design Thinking), comunicación visual y experiencia del usuario para simplificar procesos y documentos legales. 2 Aprendizaje Basado en Habilidades (Práctica Simulada) Se debe priorizar la solución de problemas complejos sobre la memorización de artículos. Clínicas de Estrategia: El foco debe ser la toma de decisiones bajo incertidumbre y la gestión de riesgo, simulando casos reales en equipos multidisciplinares. Ética de la Tecnología: Cursos centrados en el deber fiduciario y ético del abogado al usar herramientas de IA, cubriendo temas como la privacidad y el uso responsable de algoritmos 3 Fomentar la adaptabilidad. La capacidad de aprender y desaprender rápidamente es la habilidad más valiosa en esta era. Las facultades deben promover el aprendizaje continuo en lugar de ver el título como la meta final. La destrucción creativa es inevitable. En lugar de levantar muros, la profesión debe reorientar sus cimientos hacia la estrategia, el diseño, la ética y las habilidades que hacen único al ser humano.

(CHAT GPT) l Desafío de la Mente Analítica vs. la Formación Jurídica: Tu punto sobre ingenieros y físicos (mentes analíticas y solucionadoras de problemas) es clave. Un ingeniero o un científico, asistido por la IA, puede tener una ventaja en Análisis Lógico de Precedentes: La IA puede presentar el corpus legal como un sistema de reglas y excepciones. Una mente habituada a la lógica pura puede ser muy eficiente en encontrar el camino más corto hacia una "solución" dentro de ese sistema. Identificación de Patrones: pueden ser excepcionalmente buenos en identificar correlaciones y patrones en la jurisprudencia y los datos de litigios que un abogado entrenado en la narrativa del derecho podría pasar por alto (. . .) El abogado del futuro debe integrar la mentalidad de resolución algorítmica de problemas (que la IA y los ingenieros dominan) con el conocimiento contextual, ético y procesal que solo la formación jurídica y la experiencia profesional brindan.

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