La reciente aprobación de la Hoja de Ruta para la Producción y Uso de Hidrógeno Verde en Bolivia (nov. 2024) marca un hito importante en los esfuerzos del país por abrazar la transición energética y posicionarse como un actor relevante en América Latina. En un contexto global en el que la lucha contra el cambio climático es prioritaria, esta iniciativa abre una puerta única para que Bolivia aproveche su riqueza en recursos naturales y su potencial renovable. Sin embargo, el desafío principal radica en construir un marco legal sólido que respalde y acelere el desarrollo de esta tecnología.
El potencial de Bolivia para producir hidrógeno verde es innegable. La abundancia de recursos como la energía solar y eólica, combinada con la voluntad política de fomentar la sostenibilidad, sienta una base prometedora. No obstante, la Hoja de Ruta, aunque ambiciosa, debe estar respaldada por una legislación específica que permita superar las barreras técnicas, económicas y sociales que podrían surgir. Bolivia aún carece de un marco regulatorio claro para el hidrógeno verde, lo cual representa una laguna importante en un momento en que la seguridad jurídica es crucial para atraer inversiones y consolidar alianzas estratégicas.
El desarrollo de una industria de hidrógeno verde demanda la implementación de infraestructura adecuada, estándares técnicos bien definidos y políticas que fomenten la inversión privada. En este sentido, la legislación deberá contemplar aspectos clave como la regulación del uso del agua para evitar conflictos con otros sectores, la implementación de incentivos fiscales que hagan atractivo el desarrollo de esta tecnología y la alineación de estándares nacionales con normativas internacionales para asegurar la calidad del producto a ser exportado. Además, el marco legal debe prever mecanismos para garantizar que los beneficios de esta industria repercutan directamente en la economía local, generando empleos y fortaleciendo capacidades técnicas en el país.
Un desafío importante será brindar seguridad jurídica a los inversionistas. Sin reglas claras, el riesgo asociado a la inversión podría desalentar la participación de actores clave, lo que impediría el desarrollo adecuado del sector. Por otro lado, esta situación también representa una oportunidad: Bolivia tiene la posibilidad de construir una legislación moderna, adaptada a las necesidades del mercado global y alineada con los compromisos internacionales en materia de sostenibilidad. Un marco regulatorio sólido podría facilitar el acceso a financiamiento internacional y posicionar al país como un proveedor confiable de hidrógeno verde, un bien cada vez más demandado en mercados como Europa y Asia.
Otro aspecto fundamental es la necesidad de infraestructura para la producción, almacenamiento y transporte del hidrógeno verde. Esto requiere un enfoque integral que no solo considere los costos y beneficios económicos, sino también el impacto ambiental y social de las decisiones tomadas. La regulación deberá abordar temas como el transporte seguro del hidrógeno y su almacenamiento eficiente, estableciendo estándares que permitan tanto el desarrollo del mercado interno como la exportación a mercados exigentes. Además, será necesario promover la transferencia de tecnología y la formación de talento local, asegurando que los avances en este sector beneficien directamente a la población boliviana.
La posibilidad de que Bolivia se convierta en un referente regional en la producción de hidrógeno verde no debe ser vista como un simple proyecto más, sino como una estrategia para transformar su matriz energética y consolidar un modelo de desarrollo sostenible. Los recursos naturales del país son un punto de partida extraordinario, pero el éxito de esta iniciativa dependerá de la capacidad del gobierno, el sector privado y la sociedad civil para trabajar de manera coordinada y superar los desafíos regulatorios, técnicos y económicos que se presenten.
Con voluntad política, una planificación estratégica y un marco normativo bien diseñado, Bolivia tiene en sus manos la posibilidad de liderar un cambio significativo en la región, avanzando hacia un futuro más limpio y sostenible. Este no es solo un reto técnico, sino una oportunidad histórica para redefinir el rumbo energético del país y contribuir al esfuerzo global contra el cambio climático.
La aprobación de la Hoja de Ruta para la Producción y Uso de Hidrógeno Verde constituye un primer paso fundamental, que marca el inicio de una serie de hitos que deben cumplirse como una Política de Estado independientemente de los cambios políticos que puedan darse en el corto plazo.
Opinión
Pérez Alati, Grondona, Benites & Arntsen


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