Ya inmersos en una tan abrumadora como apasionante transformación organizacional hay una definición relevante que tomar. Hoy, en pleno auge de la Inteligencia Artificial (IA), muchas empresas enfrentan una de esas decisiones, o muy pronto la enfrentarán: ¿Necesitamos un Chief AI Officer (CAIO)?
¿Una nueva moda de los países desarrollados? El CAIO está emergiendo como una figura esencial para aquellas organizaciones que desean liderar en la era de la IA, es decir, no ser meros seguidores.
¿Qué es un CAIO? ¿Por qué es clave?
Quienes simplifican el tema podrían decir que el Chief AI Officer es un experto en tecnologías emergentes. Se trata de un nuevo puesto que aglutina diversas especialidades y competencias tales como ser estratega de futuro, líder ético, articulador entre innovación, negocio y humanidad, diría hasta un filósofo de la IA entre programadores, expertos en automatización, nube y data, entre otras tecnologías. Su misión no es la de programar algoritmos, sino que está mucho más arriba de eso: garantizar que la IA potencie el propósito organizacional con efectividad, responsabilidad y visión.
Así como surgieron en su momento roles tales como los CCO, CIO, CISO o CSO para responder a nuevos desafíos globales, la posición del CAIO viene a dar respuesta al desafío más desafiante y transformador de este siglo, y tal vez de la historia de la humanidad: el manejo de la IA.
No existe una clara descripción de puesto sobre la cual los expertos head hunters puedan acordar. Se trata de un rol en plena construcción colectiva para lo cual los directorios deben debatir y definir.
¿Qué esperaríamos que haga un CAIO? Diseñar la Estrategia de IA, conectando el uso de esta tecnología en todas sus formas con los objetivos de negocio, buscando innovación, eficiencia y diferenciación. Gobernar con Ética, desarrollando marcos éticos y políticas claras para garantizar un uso justo, transparente y no discriminatorio de la IA. A tales fines comenzará ajustando el Código de Ética y políticas relevantes, además de crear una Política de uso de IA. Capacitar, comunicar, sensibilizar. Gobernar con ética no implica poner un freno de mano a la IA, sino todo lo contrario, dar tranquilidad de que a la velocidad que requiere el vertiginoso ritmo de los negocios digitales, las personas lo harán “sobre rieles”, y “sin estrellarse”. Se trata de un equilibrio cuidadoso entre lograr que la organización avance a alta velocidad pero no se salga de la pista mientras en un entorno de reñida competencia. Gestionar el Riesgo Tecnológico y Reputacional: Evaluar impactos, prevenir sesgos, asegurar la “explicabilidad” de los modelos y anticipar los marcos regulatorios. Estar cerca de los avances en las regulaciones internacionales, y ser partícipe de foros locales y relaciones con las autoridades en el esfuerzo de regular con sentido y responsabilidad. La explicabilidad es un concepto que cobrará creciente importancia en los desarrollos basados en IA y se refiere a la capacidad de entender cómo y por qué un algoritmo tomó una decisión. Permite que tanto técnicos como usuarios no expertos comprendan los criterios detrás del resultado de un modelo. Es clave para generar confianza, detectar errores, evitar sesgos y cumplir con regulaciones. En la práctica, se traduce en reportes claros, visualizaciones o reglas interpretables que expliquen la lógica del sistema. Sin explicabilidad, la IA se vuelve una “caja negra” difícil de auditar. Cuanto más crítico el uso, mayor debe ser la exigencia de explicabilidad. Acompañar a las áreas, y no “mirarla desde afuera”; es decir, ser un aliado estratégico de Operaciones, Comercial, Marketing, Finanzas, RRHH, Legales, Compliance y otras áreas de importancia, facilitando la adopción de IA, y más aún: moviéndolos a liderar este cambio. Impulsar una Cultura de IA, realizando análisis asiduos de impactos en las operaciones y personas, y desarrollar con las áreas acciones mitigantes. Inspirar a todos los niveles para abrazar el cambio, no solo sin el temor y la angustia por la cual están pasando las organizaciones sin rumbo en la IA, sino con alegría, entusiasmo y coraje (dentro de los límites de lo que puede y lo que no se puede hacer), pero nunca frenando la creatividad, ideación e innovación. Medir la adopción del cambio y articular las medidas que sean necesarias para lograr los objetivos propuestos.
La relación entre el CAIO y las áreas de Compliance y Legales no solo es necesaria, sino estratégica, y hasta imprescindible. A medida que las organizaciones adoptan sistemas de inteligencia artificial para automatizar decisiones, personalizar ofertas o analizar grandes volúmenes de datos, también crecen los riesgos éticos, legales y reputacionales asociados. Desde algoritmos discriminatorios hasta falta de transparencia en decisiones automatizadas, la IA puede exponer a las organizaciones a riesgos emergentes y nuevos focos de responsabilidad con consecuencias inciertas.
Entonces entra en juego una comunión importante entre el CAIO y el Compliance Officer, ya que nuevos riesgos de ética y cumplimiento se entrelazan con tecnología y hasta filosofía. El CAIO debe trabajar con Compliance para asegurar que los modelos de IA sean auditables, trazables y documentados de forma que se pueda demostrar su adecuación, equidad y legalidad ante cualquier auditor interno, externo o regulador.
Pero también estar consciente de la importancia del cumplimiento normativo. Las regulaciones sobre la IA vendrán desde países desarrollados, así como llegaron las normas sobre protección de datos. Esto requiere que los sistemas respeten principios de proporcionalidad, no discriminación y, además, de explicabilidad según hemos dicho más arriba. El CAIO necesita trabajar codo a codo con Compliance y con Legales en este terreno.
Respecto de la gestión del riesgo reputacional, resulta mandatorio considerar que las decisiones tomadas por IA pueden afectar negativamente a clientes, empleados o terceros, lo que tendría impacto en la crisis de confianza. El CAIO debe construir junto con Compliance, Legales y Risk Management, marcos preventivos y planes de respuesta ante incidentes. Y para ello, deben ver más allá de lo que la típica gestión de riesgos nos mostraba. Se abre una nueva ventana a desarrollar talleres de riesgos más creativos que nunca, para ver más allá de nuestra propia experiencia y conocimiento.
Además, junto a Compliance, el CAIO debe promover una cultura que entienda los límites y responsabilidades del uso de la IA en todos los niveles de la organización.
En esencia, el CAIO junto con las áreas jurídicas y de cumplimiento asegurará que las soluciones de IA se mantengan dentro de las fronteras de tolerancia mientras agregan valor al negocio. Se trata de convertir a la empresa en una organización verdaderamente responsable en la era de la automatización y/o robotización inteligente.
Lo esencial no es su origen o profesión, sino su capacidad de traducir tecnología en propósito, de poner la IA al servicio de las personas, los valores y el crecimiento inteligente de las personas y, consecuentemente del negocio.
El CAIO no reemplaza ni compite: conecta a las personas y las potencia. Su trabajo es “orquestar una sinfonía” donde cada área toque con elevados niveles de creatividad e inteligencia.
Si estamos frente a una organización que está apostando fuerte a marcar una diferencia basada en lograr un liderazgo en el mercado mediante la IA, es altamente recomendable emprender una búsqueda en este sentido.
Y si la organización no quiere que el futuro, (que hoy se confunde con el presente y con la ciencia ficción) no la sorprenda, sino que le pertenezca, me atrevo a afirmar que sumar un CAIO se torna mandatorio. Pero, sobre todo, si estamos frente a una empresa que busca en la tecnología amplificar el valor humano, sin estar con foco en reemplazarlo, un CAIO es imprescindible.
Invertir en un CAIO está alejado de sumarse a una moda, sino ponerle cerebro, corazón y coraje a la revolución que ya comenzó y avanza a velocidades sin precedentes. Es apostar a no ser la empresa seguidora y sufra las reglas del juego, sino la que fije esas reglas.
Entonces ¿un CAIO podría emerger desde las filas de los expertos en derecho? Saca tus propias conclusiones.
Citas
(*) Socio de Advisory de BDO en Argentina
Opinión
Bolsa de Comercio de Rosario


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