Como recordarán los que tengan cierta edad, y también los cinéfilos, en el año 1982, luego de la debacle de la llamada “tablita”, del Ministro José Alfredo Martínez de Hoz, que pautaba los valores de variación del precio de la moneda extranjera, se estrenó la película “Plata Dulce”, dirigida por Fernando Ayala, produciéndose el estreno en el marco de la caída de numerosos Bancos y de la pérdida colectiva de los ahorros del pueblo.-
Más allá de lo anecdótico, marcado por el personaje de Rubén Molinuevo (encarnado por Julio de Gracia), timado al igual que su madre y parientes por la “zaraza” (para utilizar las palabras tan “técnicas” de MARTÍN GUZMÁN, el ex Ministro de Economía de la dupla FERNANDEZ & FERNANDEZ) de economistas ramplones y de “pillos” de todos los pelajes, enternece el ver que en una República devastada por la inflación y el descreimiento, gente ingenua siga pensando que “existen maneras de salvarse” que no pasen por el estudio y trabajo perseverante y por preservar cautelosamente lo poco que se posee.-
En ese sentido, la pregunta de la madre anciana a Molinuevo –“Nene:¿ cómo se hace para que la plata trabaje para vos?”- y la búsqueda de un paraíso en el que se pueda vivir de rentas sin hacer nada en un país en el cual todos tienen sus ingresos en dólares, permanentemente se estrella contra realidades como la de LORENZO SIGAUT, aquel Ministro de Economía del Proceso, que en el año 1981 dijo: “El que apueste al dólar perderá”(?), o con las del Ex Presidente EDUARDO DUHALDE, y su promesa incumplida del año 2002, de que “El que entregó dólares recibirá dólares”(?).-
Curiosamente ahora, y mientras vivimos paradojas como la dada por el hecho de que el ignoto ELÍAS PICCIRILO le regala el día anterior de la boda a su esposa JESICA CIRIO una mansión en NORDELTA valuada en U$S 2,8 millones; el ex marido de esa misma niña se gasta en un viajecito en yate[1] con una “scort” decenas de miles de billetes de dicha moneda; el Senador KUEIDER aparece filmado contando miles de dólares, y el Presidente de San Lorenzo de Almagro –MARCELO MORETTI- se embucha un vuelto de U$S 25.000 sin que pase absolutamente nada; ello nos indica una realidad incontestable: lo lejos que se puede llegar en la República Argentina en el manejo de plata sucia, sin que se activen los sistemas de fiscalización o contralor al que están sometidas en el país las personas físicas y jurídicas.-
Es que ninguno de estos casos fue descubierto por PERSONAS JURÍDICAS DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES, ARCA o la UIF (UNIDAD DE INFORMACION FINANCIERA), sino que caen como consecuencia de la hoy muy difundida costumbre de exhibir de manera obscena lo que se ha obtenido sin trabajar, ya fuere por contactos políticos o –directamente- “lavando dinero”.-
En un ámbito territorial con ese marco, y no me cabe duda alguna que rodeado de las mejores intenciones, como ser la idea de reactivar la alicaída economía argentina, desde el PEN se acaban de anunciar nuevas medidas para dinamizar el uso de dólares que los argentinos tienen “en la economía informal”(?), llámese a la misma el más que célebre “colchón”, las cajas fuertes bancarias o privadas o en covachas extranjeras.-
Es que, de ser verdad que fuera de los Estados Unidos de Norteamérica el país del mundo que mayor cantidad de dólares billete posee es el nuestro; en rigor, sus habitantes, y que dicha masa dineraria podría superar los U$S 300.000 millones, a nadie se le escapa que esa enorme cantidad volcada en nuestros mercados –piénsese que el último préstamo del FMI fue de U$S 20.000 millones, y alcanzó para estabilizar el precio del dólar- generaría un valor multiplicador de imprevisibles derivaciones .-
Ahora bien, lo anterior impone a los operadores económicos y jurídicos formularnos las siguientes preguntas:
Primero: de ser cierto lo dicho textualmente por el Ministro Luis Caputo, de que se podrá “..sacar los dólares del colchón y comprar lo que quieras y que nadie te pida explicaciones”[2]: ¿cómo hará nuestro País para no perder su status ante el GAFI (sigla del GRUPO DE ACCION FINANCIERA INTERNACIONAL)?
Segundo: ¿cómo se puede compatibilizar dicha libertad al extremo, con los rigores existentes en prácticamente todo el mundo civilizado en materia de transparencia o de prevención del lavado de dinero?
Tercero: la necesidad de fondos frescos, siempre bienvenidos (sobre todo luego de un bienio de persecución al capital y a la inversión por parte de políticos populistas y necios estatizadores de todo, vivida en los pasados 20 años), no debe llevarnos a olvidar la posibilidad de que decisiones como la pretendida, que bien articulada y con los controles del caso sería un factor de reactivación necesario, puede permite abrir una puerta a la entrada de activos prohibidos, como los provenientes del narcotráfico.-
Obviamente, debemos preguntárnoslo y actuar con la mayor seriedad.
Cuarto: si como afirman la dupla CAPUTO & ADORNI, nosotros podemos “..sacar los dólares del colchón” y comprar lo que querramos, sin “….que nadie te pida explicaciones”, ¿cómo queda ello ante la Ley 25.345 “De Bancarización de la Economía”, también llamada “Ley Antievasión”, que nos obliga a utilizar medios de pago bancarizados para operaciones superiores a MIL PESOS, lo que incluye pagos con cheques, transferencias bancarias y depósitos en cuenta?
¿Simplemente saco los dólares del colchón y me compro el LAMBORGHINI, y nadie me habrá de preguntar nada?
¿Al CHAPO o a “MI SANGRE” (el Narcotraficante mexicano detenido y extraditado de NORDELTA) tampoco “… habrán de pedirle explicaciones”?
Quinto: Finalmente, y como siendo abogados no podemos dejar de lado “la pata jurídica del asunto”, cabe también que pensemos en lo siguiente:
suponiendo que el nuevo régimen jurídico que se promociona no fuera legal, aunque tenga un sustento normativo precario que le dé tal apariencia:
¿Quién denunciaría los eventuales ilícitos que se configuren?
¿Acaso quienes trajeron los dólares “dulces” y los invirtieron o se los gastaron?
Obviamente ni podrían, por ser los autores del ilícito, ni tampoco lo harán, porque –con seguridad- habrán de ser de todo menos tontos.-
¿Quizás entonces aquellos que, por actuar con apego a la ley, tienen todo su patrimonio en regla y declarado?
Tampoco, porque de aplicarse el conocido apotegma de que “sin interés no hay acción”, carecerían de legitimación para hacerlo.-
Como se ve, ni todo es tan fácil como parece, ni en adelante se puede seguir andando a los tumbos.-
Es que, si el Senador KUEIDER “recaudó” (por decirlo de manera elegante), centenares o millones de dólares y actuó frívolamente hasta que la Justicia del Paraguay, no la nuestra, lo descubrió, y el Sr. MARCELO BALCEDO –Secretario General de un Sindicato Argentino Minúsculo (SOEME)[3]- compró y disfrutó de una mansión de U$S 6.000.000 millones en un país hermano, tenía un zoológico con animales exóticos africanos y una decena de autos de alta gama allí, amén de millones de la misma divisa en efectivo hasta que la Justicia de la República Oriental del Uruguay[4] –nuevamente, no la nuestra- lo detuvo y procesó, ello nos está indicando que –como solía decir el Príncipe Hamlet de Shakespeare en su célebre monólogo[5]- “algo huele a podrido en Dinamarca”[6].-
¡Evitemos que esto siga pasando en nuestra Dinamarca!
Citas
[1] Sugestivamente llamada “BANDIDO”.
[2] Fuente: La manifestación del Ministro y del Vocero Presidencial Manuel Adorni, aparece repoducida en la Nota sin firma del Diario La Nación denominada “Dólares del colchón: el Gobierno dice que no hará nada ilícito”, ejemplar del jueves 8 de mayo de 2025, pag.21.-
[3] Sigla que significa SINDICATO DE OBREROS Y EMPLEADOS DE MINORIDAD Y EDUCACIÓN
[4] Fuente: Diario Clarín, ejemplar virtual del 04/01/2018, del cual surge –al igual que de otros Diarios de la fecha- que al mentado sujeto, imputado por asociación ilícita, lavado de activos y administración y defraudación fraudulenta, le decomisaron –en el acto del allanamiento- una coupé MERCEDES-BENZ, varios PORSCHE y una FERRARI, amén de varios convertibles y 4X4.-
[5]La célebre frase puede verse en “Hamlet, Príncipe de Dinamarca” de William Shakespeare, traducción al Castellano por G. Mc Pherson, Madrid, Edición de Carlos Baille Bailliere, Madrid, 1871.-
[6]Dicha frase es habitualmente utilizada, desde la popularización de la obra del bardo británico, para significar que algo está mal o que se está enseñoreando la corrupción en algún lugar determinado.-
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