Repercusiones por la Renuncia de Garrido
Luego de que la semana pasada el Dr. Manuel Garrido dejara su puesto como fiscal de investigaciones administrativas a raíz de un recorte en sus funciones dispuesto por el procurador general, fue nombrado en su lugar de manera transitoria Guillermo Noailles. Tal designación fue dispuesta por Esteban Righi para que Noailles desempeñe dicho cargo de manera transitoria, hasta que el reemplazante definitivo de Garrido, surja de un concurso que efectuará la Procuración General de la Nación. Del mismo, saldrá una terna de candidatos de los cuales la presidenta de la Nación deberá elegir a uno para ocupar el cargo máximo de la dependencia, debiendo contar para tal designación  con el acuerdo del senado. El mencionado recorte en sus funciones, se había producido a raíz de una resolución emitida por el procurador general, limitando de manera significativa la actuación de Garrido en las investigaciones por casos de corrupción. Por su parte, Righi negó todas las acusaciones efectuadas en su contra, señalando que hubiera preferido que Garrido continuase en su cargo. A su vez, el  procurador general, manifestó que sólo se encargo de delimitar las funciones de la FIA con el fin de evitar una superposición con los fiscales penales originales en las causas por corrupción. Sin embargo, Garrido señaló que durante el desempeño de su función debió afrontar numerosas dificultades, remarcando en su renuncia la existencia de una “impunidad casi absoluta”. El Dr. Alberto Bovino publicó en su blog (nohuboderecho.blogspot.com), declaraciones que le efectuó su amigo Manuel Garrido en un encuentro informal mantenido entre ambos. Ante la pregunta efectuada por Bovino sobre cómo había entendido la expresión del Procurador General de la Nación sobre el “sabor amargo” que le había dejado su raid mediático, Garrido señaló “ que el procurador general de la Nación nunca entendió que la trascendencia pública y la atención de los medios es inseparable de los casos de corrupción, acá y en la China. Tampoco que lo que llama “raid mediático” es una de las maneras usuales en un sistema democrático para promover el debate público y que no estaba dirigido a él, que ya había opinado, sino a llamar la atención del Congreso y de la ciudadanía, aunque con poca suerte, al menos en el corto plazo. Y que cuando uno tiene puesta la camiseta tiene que salir a la cancha y por lo menos parar a los once jugadores en la línea del arco para que no le hagan goles”.

 

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