Y... qué twitteo?

Creo que los despachos ya empiezan a tener claro que deben crear marca, no sólo los grandes, en los que resulta evidente, sino también los medianos y pequeños. La marca es un paraguas que ayuda en la venta de servicios profesionales y, en especial, los jurídicos. Crear marca no es fácil y menos ahora que el mercado es tan competitivo. No sé si asistiremos en el futuro a la creación de despachos tan grandes como Garrigues o Cuatrecasas, el negocio de valor añadido y la conversión de ciertos servicios legales en “commodities” no requieren grandes tamaños. La creación de marca en los tiempos que corren es más difícil y requiere estrategias de posicionamiento muy específicas y a la vez más arriesgadas.

 

Está ya fuera de debate, que las redes sociales acompañan al posicionamiento de marca y a su notoriedad. La conveniencia o no de presencia en redes sociales es otro tema, pero sin duda son una herramienta que ayuda a la construcción de marca. Dentro de las múltiples redes sociales, twitter tiene para mí una especial relevancia a nivel profesional. Se trata de una red rápida, ágil y extremadamente interactiva, da eco a comentarios, noticias, reflexiones de manera inmediata o hasta simultanea. Se comparte información de valor que ayuda a otros a estar informados y se crean vínculos de interés mutuo.

 

El creador de twitter fue Jack Dorsey en el 2006 en San Francisco, cómo no, y a día de hoy se estima que tiene más de 200 millones de usuarios. Sigue maravillándome la difusión que puede dar internet a los diferentes sistemas de comunicación en la red. No existen límites de mercado, supongo que eso hace que los juristas deban buscar nuevos modelos internacionales que proporcionen un marco legal con sentido. Pero a nivel de comunicación las posibilidades de difusión son increíbles.

 

Pero una vez reflexionado que es importante hacer marca, que las redes sociales ayudan y que twitter es una buena red social, las siguientes preguntas que se hace un abogado sentado en su despacho son en qué concretamente puede ayudarle la presencia en twitter y qué y quién debe twittear.

 

La agilidad y la inmediatez de twitter no permiten errores y menos si se trata de un twitter corporativo, por ese motivo a pesar de las bondades de esta red social es mejor no estar presente si no se le va a dedicar los recursos necesarios o se va a hacer mal. Parece de sentido común, pero algunos se han precipitado en aparecer sin contenido.

 

En la difícil tarea de construcción de marca las redes sociales no distinguen por tamaño de despacho,sino por el ingenio de que lo dices y la capacidad de información interesante que puedes no sólo transmitir sino retransmitir.

 

Por este motivo, los despachos tienen un amplio campo de información que twittear: desde nuevas leyes, cursos o seminarios de formación, comentarios de interés sobre legislación, información sectorial al día, opiniones de interés, comentarios de personalidades relevantes que puedan afectar a la economía… a través de links estamos hablando de un mundo brutal de información. Tanto es así, que la dificultad está en segmentarla, filtrarla y saber que necesitan los públicos objetivos que nos siguen, y en especial nuestros clientes. Aunque otro público objetivo también es el talento.

 

Hacerlo bien no es fruto de la improvisación, y alguien en el despacho ha de aportar criterio y tiempo. Algunos pueden tener departamentos de comunicación que los ayuden, pero para los que representa una mayor oportunidad, medianos y pequeños, no suelen tener esos recursos. Quién twittea en esos casos es de máxima relevancia, porque la inmediatez de la red requiere criterio corporativo y sobre todo de posicionamiento: A quién nos dirigimos y en qué podemos ayudarles.

 

Twitter busca ese punto de transmitir información de interés y ahí está el valor que puede aportar el despacho o el abogado. Creo sinceramente que es una muy buena herramienta de construcción de marca pero requiere también ser muy bueno en lo que comunicas. De nuevo, la competitividad fuerza a que la diferenciación resida en la excelencia.

 

Por Eugenia Navarro
Fuente: Blog Fuera de la Ley - Expansion.com

 

 

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