Fideicomiso en Argentina - 30 años no son nada, ¿o sí?
Por Augusto Cesar Acuña (*)

El fideicomiso tal y como lo conocemos en Argentina esta cumpliendo treinta años de vigencia, un hito que marca la consolidación de esta figura legal como una herramienta versátil y de gran impacto en diversos sectores de la economía. Desde el sector inmobiliario, pasando por el sector financiero, la Administración pública con sus diversos fideicomisos públicos al sector de los agronegocios y porque no el crecimiento de los fideicomisos de administración, de garantías entre otros nos muestran la enorme versatilidad de la figura desde su incorporación al régimen jurídico argentino.

 

La figura del fideicomiso fue introducida en el derecho positivo argentino a través de la Ley 24.441, sancionada el 22 de diciembre de 1994 y promulgada el 9 de enero de 1995. Esta ley es una norma pensada para el sector inmobiliario, pero que sin dudas es una figura que puede ser utilizada por diversos actores de la economía argentina. Posteriormente, con la unificación del Código Civil y Comercial de la Nación en 2015, se incorporaron y perfeccionaron las regulaciones sobre el fideicomiso, consolidando su estatus como un instrumento jurídico de gran utilidad.

 

¿Cuál es la clave del éxito del Fideicomiso en Argentina? sin lugar a dudas para mí son dos:

 

Primero: la autonomía de la Voluntad para regular los diversos objetos y finalidades de los contratos, lo que permite desarrollar una ilimitada cantidad de proyectos, negocios y mandatos jurídicos con la misma herramienta. Esto va en contra de la corriente de la estandarización de la figura, los cerrados juristas que copian y pegan modelos en el afán de armar los fideicomisos y no entienden la enorme virtud de la figura, que nos permite (y obliga) a ser artistas creadores del contenido que mejor le quede al negocio subyacente del contrato. Esta virtud implica una gran versatilidad y flexibilidad: El fideicomiso es un "traje a medida" que puede adaptarse a una amplia variedad de propósitos, desde la financiación de proyectos inmobiliarios y empresariales hasta la administración de herencias, la gestión de activos y la garantía de obligaciones.

 

En segundo Lugar, el patrimonio separado con sus mecanismos de protección, los cuales permiten cumplir con lo previsto en los diversos contratos. Esto implica la creación de un patrimonio separado e independiente del patrimonio del fiduciante (quien cede los bienes) y del fiduciario (quien los administra). Esto significa que los bienes fideicomitidos no pueden ser atacados por los acreedores de ninguna de las partes involucradas, brindando una protección patrimonial única. Para los inversores, esta separación patrimonial minimiza los riesgos de un negocio, ya que el capital aportado debe quedar resguardado en el fideicomiso y no se mezclarse con los activos personales del fiduciario o del fiduciante.

 

A lo largo de sus tres décadas de vigencia, el fideicomiso ha tenido un impacto significativo en la economía argentina, especialmente en:

 

  • Desarrollos Inmobiliarios: El fideicomiso inmobiliario ha sido un motor clave para el sector de la construcción. La figura utilizada especialmente son los fideicomisos no financieros y su impacto es innegable.  Permite a los desarrolladores estructurar proyectos de manera transparente y segura, atrayendo capital de pequeños y grandes inversores para la construcción de edificios, barrios cerrados y otros emprendimientos. En las grandes ciudades especialmente se utiliza de manera masiva, “compitiendo” con las estructuras societarias como vehículo canalizador de la inversión inmobiliaria, siendo una figura ideal ya que combina seguridad y natural finalidad de ser apta para canalizar todo un proyecto inmobiliario, siendo finalizado el mismo con la baja el contrato terminada la obra y escriturados los departamentos o lotes construidos.
  • Mercado de Capitales: Donde también pudo demostrar solidez (y creo que tiene aún mucho camino por recorrer) es en el uso como una herramienta que permite un financiamiento alternativo: El fideicomiso financiero, en particular, se ha posicionado como una alternativa al financiamiento tradicional. Permite a las empresas obtener fondos a través de la securitización de activos (como facturas, cheques o créditos futuros), mejorando su calificación crediticia y reduciendo el apalancamiento. El fideicomiso financiero ha permitido el acceso al financiamiento, para empresas de diversos tamaños a obtener liquidez y expandir sus operaciones. También ha facilitado la inversión en el mercado de capitales a través de la emisión de certificados de participación.

Expresa Rodolfo Papa, (quien tuve la suerte de tenerlo como mi docente evaluador de mi tesis de Maestría), en su artículo publicado Consideraciones jurídicas sobre la evolución del fideicomiso en Argentina[1] “el desarrollo del fideicomiso financiero en nuestro mercado de capitales ha permitido a una gran cantidad de empresas acceder a un mecanismo alternativo al financiamiento tradicional, este último basado en la propia solvencia económico-financiera del deudor, hacia una estructura en la cual los propios activos originados por un tomador de financiamiento sirvan como fuente exclusiva para el repago de los fondos a ser recibidos. Esta característica esencial del fideicomiso se encuentra directamente relacionada con otro relevamiento estadístico de la realidad económica Argentina, el cual revela que aproximadamente el cincuenta por ciento de los préstamos para consumo han sido originados por entidades no financieras, teniendo en consideración la mayor flexibilidad en los requisitos  exigidos por estas entidades para el otorgamiento de créditos, por lo cual, una cantidad relevante de compañías cuyo objeto principal consiste en la venta financiada de bienes al público minorista en general, generadoras de este tipo de préstamos, han securitizado dichas carteras de créditos y de ese modo accedido a una fuente alternativa de financiamiento a las tradicionalmente conocidas (ejemplo: préstamos bancarios y/o emisión de obligaciones negociables colocadas en el mercado de capitales)”

 

  • Protección Patrimonial: La figura del fideicomiso ha sido utilizada por individuos y empresas para la planificación patrimonial y la protección de activos, garantizando la continuidad de un negocio o la gestión de bienes en beneficio de herederos o terceros. Venimos trabajando desde hace varios años en Fideicomisos que permiten resolver la administración de activos familiares, planificar el proceso de padres a hijos de manera más segura y ordenada, pero sobre todo los contratos bien desarrollados posibilitan hoy en día lograr desde la continuidad de patrimoniales familiares a inclusive armar un traje a medida para el cuidado y protección de un hijo con discapacidad. Es muy amplia su utilización y tiene mucho futuro como herramienta de protección patrimonial en Argentina.
  • Mecanismo de Garantía: el crecimiento de la utilización de los fideicomisos de garantía en Argentina no tiene techo. Ya sea como una alternativa a la hipoteca o la prenda, el principal desafío se encuentra en evitar los abusos de las partes, logrando que la figura sea profesional, que realmente cumpla con un mandato claro, garantizando otras obligaciones vinculadas entre deudores y acreedores; permitiendo otorgar garantías más liquidas, más expeditivas para el cobro y menos burocráticas que otras figuras que otorgan garantías más tradicionales. Sin dudas esta función tiene mucho camino por recorrer aún en nuestro país.
  • Fideicomisos Públicos: La figura también ha sido aplicada en el ámbito público para la administración de fondos específicos o la gestión de obras de infraestructura, buscando mayor transparencia y eficiencia en el uso de los recursos. Si bien en la actualidad se encuentra en un proceso de retroceso, permitió durante muchos años gestionar recursos públicos de manera específica y afectada a programas y políticas públicas relevantes en Argentina.

Para ir concluyendo, el fideicomiso ha demostrado ser una herramienta robusta y flexible, adaptándose a las necesidades cambiantes del mercado argentino y consolidándose como un pilar fundamental en la protección patrimonial, el financiamiento de proyectos o la inversión en el país. Queda mucho camino por recorrer aún, pero ha demostrado la figura que puede aportar mucho a la realidad de negocios en Argentina.

 

Cierro con el desafío para los abogados, no podemos tomar a esta figura como una herramienta estandarizada, que copio, pego y adapto nada más. Es una figura que nos exige pensar en cada contrato como único, a lograr el ropaje legal ideal para cada negocio subyacente, obligándonos en primer lugar a conocer la dinámica del negocio, los riesgos específicos de esa actividad, los riesgos jurídicos macros de la realidad argentina y pensar a la hora de elaborar el contrato en todo lo que puede pasar durante su vigencia. El desafío es sin dudas, ser artistas que esculpen sus obras de manera especial para cada idea sin copiarse de otros casos, que, si bien pueden tener una base similar, cada contrato debe ser pensado como único, lo que nos garantizará generar las mejores herramientas de gestión para cada fideicomiso.

 

 

Citas

(*) Abogado Egresado Universidad Nacional de Cordoba (2006)
Magister Univesidad de Belgrano (2018)
Docente Universitario
Especialista en materia de Real Estate, Desarrollos Inmobiliarios y
Fideicomisos
Socio del Estudio RLA Abogados
https://estudiorlaabogados.com.ar/


[1] Consideraciones jurídicas sobre la evolución del fideicomiso en Argentina, Area de Derecho Empresario, Universidad de Palermo. https://www.palermo.edu/economicas/cbrs/pdf/1Business03.pdf

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