En los últimos meses, la energía nuclear pasó a estar en boga en la República Argentina a raíz del anuncio público efectuado por el presidente de la Nación en el mes de diciembre de 2024[1] respecto del lanzamiento de un plan nuclear.
Sin perjuicio de ello, habiendo transcurrido ya nueve meses de dicho anuncio es necesario analizar el estado de situación y las oportunidades que el plan en cuestión genera para que no sea solo una expresión de deseos y se pueda aprovechar la oportunidad latente para volver a estar en las primeras planas a nivel mundial en materia de desarrollo nuclear[2] como así también asegurar el abastecimiento interno de energía eléctrica[3].
Acerca del plan nuclear argentino
En primer lugar, es necesario referirse al plan en cuestión, que si bien no se encuentra receptado en ninguna norma formal por el momento, de su anuncio[4] pueden extraerse ya algunas conclusiones.
En ese sentido, básicamente el plan consiste en tres etapas, (i) el desarrollo tecnológico y la construcción -a priori[5]- de 4 (cuatro) Reactores Modulares Pequeños (SMR por sus siglas en inglés) de 300 (trescientos) megavatios (MW) de potencia cada uno en el Complejo Nuclear Atucha; (ii) la puesta en valor de la industria nuclear poniendo el foco en la minería de uranio y en la exportación de tecnología de SMR; (iii) la construcción de una ciudad nuclear en la Patagonia (aprovechando su clima frío) para albergar los centros de datos -data centers- vinculados al desarrollo de inteligencia artificial y tecnología afín. Asimismo, se menciona la creación de un Consejo Nuclear Argentino. En paralelo a dicho anuncio es importante destacar también -a los fines de tener una fotografía completa del mercado nuclear argentino- que actualmente se está llevando adelante el procedimiento de privatización del 49 % (cuarenta y nueve por ciento) del capital accionario de Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NASA)[6], que se encuentra a cargo del gerenciamiento y explotación de las centrales nucleares de Atucha I y II, y Embalse.
De una primera lectura del plan en cuestión[7] pueden extraerse ciertas conclusiones: (i) la inversión a desarrollar en el marco del plan nuclear y principalmente respecto de los reactores deberá ser realizada por capitales privados[8] por lo que se trata de un anuncio para que inversores -principalmente extranjeros- muestren su interés en el mercado eléctrico de generación nuclear; (ii) el foco estará puesto en el desarrollo -al menos de la tecnología[9]- de SRM[10]; (iii) los reactores en cuestión serían SMR con ingeniería argentina toda vez que se trataría del reactor ACR-300 propiedad de INVAP S.A.U. que ya se encuentra patentado en Estados Unidos de Norteamérica; (iv) dicho desarrollo tendría lugar en el Complejo Nuclear Atucha en la localidad de Lima, Municipio de Zárate, provincia de Buenos Aires.
Acerca de las oportunidades y desafíos que genera el plan nuclear argentino
Habiendo descripto el plan y las primeras impresiones que este genera, es necesario expedirse respecto su viabilidad destacándose de antemano que nos encontramos en un contexto nacional e internacional de oportunidades que dotan de mayor relevancia al plan nuclear anunciado.
En ese sentido, entendemos que existe una oportunidad para la República Argentina en tanto (i) el sur del país es una región fría, clima ideal para la locación de data centers que requieren de temperaturas bajas; (ii) la energía nuclear es una energía limpia y además constante e independiente[11] existiendo mundialmente en el marco del proceso de transición energética una necesidad de abastecerse de esta clase de energía[12]; (iii) existe a nivel internacional un renacer[13] de la energía nuclear luego de las catástrofes de Chernóbil y Fukushima en materia de seguridad como así también un cambio de paradigma en la industria que está dejando de lado el modelo de los grandes reactores[14] convergiendo hacia el desarrollo de los SMR; (iv) el desarrollo de la energía nuclear va en línea con el concepto de seguridad energética que persigue asegurar el abastecimiento de energía eléctrica, sobre todo en los países de Europa occidental que ven amenazado su suministro en el marco de la guerra entre Rusia y Ucrania; (v) la demanda de energía nuclear proviene del mercado (principalmente los data centers que están dispuestos a abonar una tarifa especial y que poseen una elevada demanda de potencia y suministro) y no de los usuarios residenciales acostumbrados a una tarifa regulada y menor; (vi) los precios internacionales actuales tanto de la energía nuclear como de su materia prima, el uranio[15], convierten sumamente interesante al mercado de generación de energía nuclear; (vii) la República Argentina posee una reconocida solvencia técnica conforme se desarrollará más adelante en tanto los principales actores del mercado poseen años de experiencia y desarrollo, tendiendo a facilitar el desarrollo de la actividad[16]; (viii) los precios locales de materia prima y mano de obra, además de ser de buena calidad, son menores en comparación con los de otras regiones geográficas.
Ahora bien, dejando de lado las oportunidades que se presentan para nuestro país a modo de explotar su potencia en la generación de energía nuclear y el desarrollo de dicha industria, es necesario poner el foco en un aspecto central de gran relevancia para el aprovechamiento del potencial en cuestión que es el del rol que tendrá la industria local respecto de los SMR. En ese sentido, y en línea con lo adelantado, si bien es evidente que el plan nuclear en análisis persigue al menos que nuestro país desarrolle la tecnología de los SMR, es importante que no se quede solamente en dicha instancia, sino que se convierta en un productor y operador de dichos reactores.
En ese sentido, el gran desafío pasa por que la inversión privada en nuestro país no financie únicamente el desarrollo de tecnología que luego puede ser aplicada y producir SMR en otros países, sino que esto último también tenga lugar en el territorio nacional[17]. De esta manera, para el verdadero desarrollo de la industria nacional es necesario que los SMR se diseñen y produzcan en nuestro país para ser exportados y no que únicamente se comercialice el uso de una patente, tal como sucede en el caso de la patente registrada en Estados Unidos de Norteamérica por INVAP S.A.U. respecto del reactor ACR-300.
Estado de situación
En cuanto al mercado en sí de desarrollo de tecnología y generación de energía nuclear, y dejando de lado lo atinente a los modelos de reactores nucleares, destacamos que para la generación de energía nuclear se precisa como materia prima del uranio. Ahora bien la extracción de dicho metal se encuentra prácticamente paralizada o en volúmenes sumamente menores[18] a pesar de tener 33.780 (treinta y tres mil setecientos ochenta) toneladas de uranio como recursos identificados recuperables en diversos yacimientos ubicados principalmente en las provincias de Chubut[19], Mendoza[20], Salta[21], y Río Negro[22].
En tanto el recurso es de dominio originario de las provincias[23], la explotación de los yacimientos en cuestión fue concesionada dependiendo el caso por cada provincia a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y las empresas privadas Blue Sky Uranium Corp.[24], UrAmerica Argentina S.A. y Jaguar Uranium Corp.
En esta línea, respecto de la actividad minera de uranio es necesario destacar que dada la tendencia actual mundial de generación de energía nuclear y el precio de aproximadamente USD 200 (dólares estadounidenses doscientos) por kilogramo de uranio, esta actividad ha lógicamente cobrado importancia, sumado a que mundialmente existe un mercado de relevancia por abastecer[25]. En este contexto es que resulta interesante determinar el rol que jugarán las provincias con yacimientos de uranio antes mencionadas, que lógicamente a priori están interesadas en la explotación (y el consiguiente cobro de regalías); como así también la CNEA que si bien hoy en día es titular de la mayoría de las concesiones de explotación, en la práctica dicha actividad no es, o al menos no debería ser[26], su objeto social principal[27] existiendo en este contexto la posibilidad de asociación con empresas privadas que tengan la experiencia necesaria y el interés en la explotación minera de uranio.
Vinculado a la extracción del uranio, también existen otras industrias afines como es su enriquecimiento para la obtención de otros productos como ser el uranio amarillo, el dióxido de uranio (UO2), el hexafluoruro de uranio (UF6) que son utilizados como combustibles nucleares. En ese sentido, la empresa con capital estatal mayoritario[28] Dioxitek S.A. posee la tecnología necesaria[29] para el tratamiento del uranio y la obtención de dichos productos.
Por otra parte, conforme lo adelantado, otro actor relevante es la CNEA[30] que es un organismo público sumamente prestigioso, cuya actividad se centra en la investigación, transferencia tecnológica y formación de recursos humados vinculados al sector nuclear. En ese sentido, si bien es el titular de las concesiones mineras antes mencionadas, es factible que delegue dicha tarea en sujetos privados con experiencia en minería.
Asimismo, otro actor relevante en el mercado en análisis es NASA que opera las tres centrales nucleares existentes en el país como así también podría producir, eventualmente, en conjunto con INVAP S.A.U. los SRM. También participa junto con la CNEA en la fabricación y puesta en funcionamiento del reactor CAREM[31].
Tal como fuera adelantado, dicha sociedad se encuentra actualmente sujeta a un procedimiento de privatización del 49% de su paquete accionario[32], restando conocer el éxito de dicha gestión toda vez[33] que para ello debe ponerse en valor la Compañía[34].
En línea con lo adelantado, la tecnología del SMR ACR-300 fue desarrollada y patentada en Estados Unidos de Norteamérica por INVAP S.A.U., poseyendo por ende dicha empresa estatal[35] la tecnología para el desarrollo de SMR en línea con el plan nuclear argentino anunciado, quedando la incertidumbre -conforme fuera planteado y desarrollado en el apartado precedente- respecto de si también dicho reactor se construirá y exportará desde la República Argentina.
Por último, en cuanto a la Autoridad regulatoria en materia de la generación y comercialización de energía nuclear, es necesario destacar que actualmente tienen competencia en la materia la Autoridad Regulatoria Nuclear[36] como así también el Consejo Nuclear Argentino[37] entendemos que aportará conocimientos técnicos y regulará lo atinente al plan nuclear argentino aquí analizado[38].
Conclusiones
Conforme surge del desarrollo aquí efectuado, el plan nuclear argentino anunciado en diciembre de 2024 por la Administración Pública Nacional representa una verdadera oportunidad para la generación de tecnología y de energía nuclear como así también la explotación de yacimientos mineros para la obtención de uranio en nuestro país. No existen dudas que el contexto internacional y nacional es el propicio para ello.
Si bien es cierto que la velocidad de desarrollo del plan en cuestión a priori puede no ser la deseada, y a pesar de las dificultades reseñadas a lo largo de este documento, lo cierto es que ya empieza a asomar el interés privado -tanto de empresas y capitales nacionales como extranjeros- para intervenir en distintos de los segmentos aquí detallados vinculados a la generación eléctrica nuclear (como ser el caso de la minería de uranio, la puesta en valor del uranio extraído, el desarrollo de SRM). A ello, debe sumarse otro aspecto central y que fomenta la inversión en cuestión que es la existencia del Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) creado mediante la Ley de bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos N° 27.742[39] que resulta aplicable a la industria energética, de tecnología, y de minería en lo que aquí interesa.
De esta manera, si bien recién tendremos dentro de unos años certezas sobre el éxito o no del plan nuclear argentino, por el momento lo único que puede decirse al respecto con cierta seguridad es que se trata de una verdadera oportunidad para el desarrollo de una industria específica, esperando que a diferencia de lo que sucede en otros casos no se trate únicamente de una expresión de deseos ni de una nueva oportunidad desperdiciada.
Citas
[1] Al respecto ver https://www.argentina.gob.ar/noticias/el-presidente-javier-milei-al-anunciar-el-plan-nuclear-argentino-la-energia-nuclear-tendra, como así también en el siguiente link se puede acceder al video del anuncio https://www.youtube.com/watch?v=Q5kI-ZvvebQ.
[2] Destacamos que la República Argentina posee una respetable tradición en materia de generación de energía y tecnología nuclear en tanto, por ejemplo, la Central Atucha I (construida entre 1968 y 1974) fue la primera central nuclear en Latinoamérica, seguida de la construcción de las centrales de Atucha II, Embalse y la Central Argentina de Elementos Modulares (CAREM)-actualmente en construcción-. Asimismo, en la actualidad se exportan reactores nucleares de investigación a países como Perú, Australia, Egipto, Países Bajos, entre otros. Por otra parte, la República Argentina es también el único país en Latinoamérica que posee la tecnología y la patente registrada en Estados Unidos de Norteamérica para producir Reactores Modulares Pequeños (SMR por sus siglas en inglés). Para más información fáctica sobre los antecedentes de la República Argentina, sugerimos ingresar a https://world-nuclear.org/information-library/country-profiles/countries-a-f/argentina.
[3] Destacamos que actualmente la energía nuclear representa entre el 7% (siete por ciento) y el 8% (ocho por ciento) de la matriz energética local. En otras palabras, de la matriz energética total de 44.000 (cuarenta y cuatro mil) MW, 1.763 (mil setecientos sesenta y tres) MW son de capacidad de energía atómica. Para más información al respecto, como así también del mercado global y el abastecimiento de energía eléctrica de fuente nuclear ver el “Informe de cadena de valor” N° 83 del mes de junio de 2025 emitido por el Ministerio de Economía de la Nación y publicado en extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/informe_sectorial_energia_nuclear_2025.pdf.
[4] Como así también de un artículo emitido por el portal internacional Financial Times publicado inmediatamente después del anuncio en el que algunos funcionarios públicos y expertos con competencia en la materia se expidieron al respecto y otorgaron mayores precisiones. Se puede acceder a dicho artículo en el siguiente link https://www.ft.com/content/6e0ad76b-02e8-447d-afe1-da41be52d708.
[5] Ello en tanto si bien el plan en cuestión hace referencia a la construcción de los SMR para el año 2030, la realidad es que en la práctica ello deviene fácticamente imposible por los montos de inversión y las diversas etapas técnicas de desarrollo que involucran dicha tarea (ingeniería de base, ingeniería de detalle y procuración, desarrollo y operación) entendiéndose que en realidad lo que podría tener lugar para el año 2030 es el desarrollo de la ingeniería de base lo que demandará aproximadamente una inversión de al menos USD 20.000.000 (dólares estadounidenses veinte millones).
[6] Conforme lo dispuesto en el artículo 8 de la Ley de bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos N° 27.742 que estableció que el Estado Nacional debe mantener el control o la participación mayoritaria en el capital social por motivos vinculados a la seguridad pública y el abastecimiento de la matriz energética nacional. Sumado a ello, el procedimiento de privatización avanza en tanto en breve (la fecha de confección del presente documento es el 17 de septiembre de 2025) se publicará un Decreto autorizando y dando inicio formalmente a dicho procedimiento.
[7] Y de lo expresado por funcionarios públicos y especialistas en la materia en el artículo periodístico del portal Financial Times antes mencionado.
[8] A diferencia de lo que ocurrió hasta ahora en la República Argentina que el desarrollo de tecnología y generación de energía nuclear se encontraba a cargo del Estado Nacional como por ejemplo sucedió con el Plan Nuclear Argentino entre los años 2007 y 2015 que implicó un desembolso de aproximadamente USD 5.000.0000.000 (dólares estadounidenses cinco mil millones) en concepto de gasto público para entre otras cuestiones la extensión de la vida útil de la central de Embalse a través de lo dispuesto en la Ley N° 26.566, el desarrollo del CAREM, entre otros.
[9] La cuestión central pasa por determinar si se tratará únicamente de la comercialización de la tecnología (principalmente la patente del reactor ACR-300) o si también se producirán dichos reactores en la República Argentina.
[10] Lo que hace suponer que la potencia que otorgarán dichos reactores (aproximadamente 300 -trescientos- MW por reactor) reemplazarán a la potencia que generaría el proyecto Atucha III que tenía previsto la compra de un reactor con tecnología Hualong a la China National Nuclear Corporation. De esta manera, el Estado Nacional se alinearía a la política energética de los Estados Unidos de Norteamérica dejando de lado la matriz china conforme surge del artículo periodístico del portal Financial Times.
[11] En tanto, por ejemplo, a diferencia de lo que ocurre con energía de fuentes renovables que dependen de un factor natural (por ejemplo, del sol o el viento) para asegurarse el suministro de energía eléctrica.
[12] Por ejemplo, en la COP 27 la energía nuclear tuvo un rol principal como así también juega un papel primordial en el proceso de descarbonización y el compromiso de emisiones netas a nivel cero para el año 2050 estipulado en el Acuerdo de París, ratificado internamente mediante la Ley N° 27.270.
[13] Al respecto ver https://www.bbc.com/mundo/articles/c1vlg639q2eo.
[14] Así a los fines de competir con la generación de energía eléctrica mediante ciclos combinados, el foco no está puesto en los grandes centrales nucleares de significativa potencia que requerían cuantiosas inversiones que eran desembolsadas mediante inversiones públicas estatales sino en el desarrollo de tecnología SRM que puede ser costeada mediante inversiones privadas. De esta manera, el desarrollo de la tecnología SRM es atractiva en tanto (i) el precio de generación es menor en comparación con el modelo de grandes centrales, y (ii) a diferencia del modelo de centrales nucleares (que eran considerados “all in” en tanto toda la cadena de suministro -el diseño, confección y operación- recaía en un único prestador) existe la posibilidad de una industrialización de los SRM que son modelos para ser integrados en una planta, y deben ser producidos, luego transportados y finalmente ensamblados, lo que abre la puerta a la desintegración en su comercialización permitiendo el ingreso de distintos actores por segmentos.
[15] En ese sentido, a modo de referencia cabe destacar que por ejemplo en el año 2018 mundialmente el kilogramo de uranio cotizaba aproximadamente USD 50 (dólares estadounidenses cincuenta) mientras que la eventual extracción y comercialización en la República Argentina hubiese sido a un precio mayor al de mercado por lo que no hubiese existido demanda; pero en la actualidad el precio internacional del kilogramo de uranio ronda los USD 200 (dólares estadounidenses doscientos) por kilo, cuando el costo de su producción local sería menor teniendo la República Argentina la posibilidad de ser competitiva.
[16] A diferencia de lo que ocurre en otros países en donde la intervención reguladora, por ejemplo, en los Estados Unidos de Norteamérica de la Comisión Reguladora Nuclear, demanda mayor análisis y tiempos de implementación con un criterio más restrictivo.
[17] Así, por ejemplo, es importante destacar que en la década del 80, grandes empresas privadas (como ser la americana Westinghouse) y públicas (por ejemplo, la francesa Areva) diseñaban, construían y operaban la tecnología nuclear. Mientras que actualmente, a raíz del surgimiento de los SMR, se produce una segmentación entre diseño, producción y comercialización.
[18] Ello en atención a (i) los cuestionamientos ambientales existentes a la actividad minera a cielo abierto; (ii) la falta de infraestructura y los valores históricos del kilogramo de uranio conforme fuera reseñado supra.
[19] Por ejemplo, los proyectos Meseta Central, Laguna Salada, Laguna Colorada, Cerro Solo.
[20] Por ejemplo, los proyectos Sierra Pintada y Malargüe Occidental.
[21] Por ejemplo, el proyecto Don Otto.
[22] Por ejemplo, los proyectos Amarillo Grande, Ivana.
[23] Conforme lo estipulado en el artículo 124 de la Constitución Nacional y el artículo 7 y subsiguientes del Código de Minería de la Nación sancionado por la Ley N° 1.919.
[24] A través de su subsidiaria local Minera Cielo Azul S.A. que recientemente ha implementado un esquema asociativo con Corporación América.
[25] Por ejemplo, países con gran tradición en la generación de energía eléctrica nuclear como Francia precisan el abastecimiento de dicho metal (principalmente debido a que los países ubicados en el continente africano dedicados a su suministro han orientado su exportación hacia otras latitudes). Lo mismo sucede con grandes generadores como China y Estados Unidos de Norteamérica.
[26] A pesar de que, bajo la reforma del Código de Minería del año 1995, la CNEA podrá continuar con sus tareas de prospección, exploración y explotación de minerales nucleares, pero con arreglo a las normas generales del Código de Minería y no de acuerdo a los privilegios que existían en el régimen anterior.
[27] En tanto sus principales funciones son de asesoramiento a las autoridades nacionales en la definición de la política nuclear y llevar a cabo investigaciones y desarrollos tecnológicos conforme lo dispuesto en su norma de creación, el Decreto N° 10.936/50.
[28] Cuyos accionistas son en un 51% (cincuenta y un porciento) la Secretaría de Energía de la Nación, el 48% (cuarenta y ocho por ciento) la CNEA, y el 1% (uno por ciento) restante la provincia de Mendoza.
[29] Por ejemplo, las plantas ubicadas en la provincia de Córdoba que producen UO2 como así también en la provincia de Formosa se encuentra en construcción una planta que tendría capacidad de producir UF6.
[30] Es un organismo autárquico que actualmente depende de Jefatura de Gabinete de Ministros, creada mediante el Decreto N° 10.936/50. Para más información acceder a https://www.argentina.gob.ar/cnea/institucional.
[31] Que es un proyecto de central nuclear de baja potencia concebida con un diseño de última generación pero que habiendo transcurrido más de diez años desde el inicio de su construcción, este no se ha finalizado y demandando cuantiosas sumas dinerarias. Asimismo, el CAREM aporta soluciones innovadoras pero se aparta de los modelos tradicionales de construcción y operaciones de los reactores en tanto por ejemplo es auto presurizado (lo que no es habitual en el modelo operativo de los reactores), lo que no lo convierte en un modelo comercial atractivo como lo han manifestado públicamente autoridades de la CNEA (al respecto ver https://econojournal.com.ar/2024/12/la-cnea-descarta-el-proyecto-carem/).
[32] Conformado actualmente en un 79% (setenta y nuevo por ciento) por el Ministerio de Economía, un 20 % (veinte por ciento) la CNEA y un 1% (uno por ciento) por Energía Argentina S.A.
[33] Vale la pena recordar que dicha sociedad ya había estado sujeta a privatización en el año 1994 mediante lo dispuesto en el Decreto N° 1.540/94, sin que se hayan presentado ofertas en el procedimiento licitatorio (principalmente el escaso interés de los sujetos privados se debió a la baja rentabilidad económica de NASA en ese momento y las elevadas contingencias de su operación), quedando por ende este desierto. Asimismo, a nivel mundial, salvo en los Estados Unidos de Norteamérica, las centrales nucleares son operadas principalmente por los Estados y/o empresas estatales.
[34] Que si bien en el último año habría tenido superávit financiero suele ser deficitaria, sumado a que la tarifa local de energía nuclear hoy en día es baja en comparación a los niveles mundiales, como así también los principales activos son las tres centrales nucleares que son más obsoletas que hace treinta años (cuando se intentaron privatizar por primera vez) a pesar de las extensiones de vida realizadas o en curso como ser el caso de Atucha I y Embalse. Por eso, la puesta en valor de NASA, podría ser considerada un verdadero desafío, pero existen grandes oportunidades para ello, más que nada en base a posibles asociaciones con INVAP S.A.U. y eventualmente la CNEA para el desarrollo de SMR que si es un producto atractivo y con demanda mundial.
[35] Cuyo capital accionario pertenece a la provincia de Río negro.
[36] Organismo público dependiente de la Secretaría General de Presidencia de la Nación. Al respecto ver https://www.argentina.gob.ar/arn. Sin perjuicio de las facultades regulatorias generales en materia energética que posee el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) -en proceso de fusión con el Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS) en virtud de lo dispuesto en el Decreto N° 452/25- y los conocimientos técnicos que aporta para la regulación la CNEA.
[37] Que, si bien su creación fue anunciada en el marco de la presentación del plan nuclear argentino en diciembre de 2024, a la fecha formalmente no existe regulación emitida al respecto más allá de la designación pública informal de sus autoridades.
[38] Como así también en el caso de la Autoridad Regulatoria Nuclear posee competencia para otorgar la licencia para la construcción de instalaciones nucleares.
[39] Se trata de un régimen de fomento que busca otorgar beneficios fiscales y generar estabilidad fiscal y cambiaria para grandes inversiones (en determinados sectores de la economía como los aquí analizados). Los incentivos que contiene el RIGI van desde (i) beneficios tributarios tales como un régimen diferenciado respecto del impuesto a las ganancias; (ii) beneficios aduaneros como la exención de derechos de importación y exportación sobre ciertos bienes; (iii) incentivos cambiarios tales como la excepción a la obligación de ingreso y negociación en el mercado de cambios en los porcentajes establecidos en la norma; y (iv) la estabilidad de los beneficios enunciados por el tiempo que dure el proyecto.
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