Tres firmas, tres países, tres éxitos en Legal 500 a la primera postulación.
El año pasado trabajamos con estas firmas en Latinoamérica. Eran muy distintas entre sí, pero todas lograron entrar por primera vez al directorio.
Equipos diferentes, tamaños distintos y contextos alejados entre sí. Sin embargo, las tres compartieron un mismo patrón de éxito.
¿En qué coincidieron?
Volumen y calidad real de trabajo: casos sólidos, relevantes y recientes. Nada inflado. Cada firma tenía asuntos que Legal 500 podía valorar objetivamente.
Un proceso de preparación disciplinado: revisión profunda de los casos, orden, depuración y ajuste según el criterio editorial de Legal 500. Cumplimiento de plazos y respuestas rápidas.
Compromiso de los clientes en la fase de referidos: entendieron que el ranking también se juega en las recomendaciones, y activaron a sus contactos estratégicos.
Colaboración fluida con nuestro equipo asesor: cada firma estuvo dispuesta a ajustar, corregir y mejorar. Ese trabajo conjunto nos permitió presentar la mejor versión del año.
Resultados distintos, pero un patrón claro: cuando existe trabajo sólido, una narrativa estratégica y un proceso disciplinado, el reconocimiento llega.
Estos tres casos lo demuestran.
Los rankings pueden ser una herramienta poderosa si se los entiende como parte de una estrategia mayor: visibilidad, reputación y crecimiento. Sobre todo cuando su competencia sí los está usando para ganar terreno, especialmente frente a clientes internacionales.
El nuevo ciclo de investigación para Legal 500 ya está en marcha.
¿Está su firma lista para aprovecharlo?
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