En varios países de Latinoamérica nos encontramos viviendo procesos electorales y no es ninguna sorpresa que en todos los países hay una escena que no discrimina países ni ideología y se repite cada vez que un candidato sube al escenario o lo vemos a través de un spot, una canción reconocible suena y, horas después, los autores piden que la bajen.
En el marco de las elecciones generales del 2026, el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y Propiedad Industria de la Republica del Peru (Indecopi) remitió un oficio a la Oficina Nacional de Procesos Electorales ONPE recordando algo esencial, pero a menudo olvidado: las canciones, imágenes y obras creativas no son de dominio público por el solo hecho de circular en redes.
El llamado busca que los partidos políticos y candidatos respeten los derechos de autor y conexos en su propaganda electoral, evitando que la creatividad de los artistas sea utilizada como bandera ajena. No se trata solo de cumplir la ley —que en el Perú está claramente recogida en el artículo 2 inciso 8 de la Constitución y en el Decreto Legislativo 822— sino de respetar la integridad artística y ética de quienes crean.
No es un fenómeno nuevo. En Estados Unidos, Bruce Springsteen, Adele, The Rolling Stones, Neil Young o Rihanna han exigido públicamente que se retire su música de actos de campaña. El reclamo es el mismo: no quieren que su obra se asocie con un mensaje político que no comparten. En Latinoamérica, los ejemplos se multiplican por ejemplo en Argentina: Bersuit Vergarabat intimó a Javier Milei para que dejara de usar “Se viene”, y La Renga reclamó por el uso de “Panic Show” en actos electorales, asimismo los Palmeras denunciaron al ex funcionario Guillermo Moreno por usar una de sus canciones en campaña sin consentimiento, en Brasil: la cantante Paula Toller obtuvo una sentencia favorable contra el Partido de los Trabajadores por el uso no autorizado de “Pintura Íntima” en piezas políticas.
En el mismo sentido en Colombia la Corte Suprema dio la razón a Juanes luego de que su tema “La Tierra” fuera modificado y usado en una cuña electoral sin permiso. En tanto en México Molotov se desmarcó del uso de sus canciones en campañas presidenciales y denunció en 2021 el plagio de “Voto Latino” por un candidato municipal.
Estos casos demuestran que el uso político de la música sin consentimiento no es anecdótico, sino un patrón regional que revela cuánto falta para entender que las obras artísticas no son bienes electorales sino expresiones de identidad y libertad.
El recordatorio de Indecopi no es menor: el uso no autorizado de una obra puede generar sanciones administrativas y civiles, pero sobre todo erosiona la confianza pública. En 2021, una agrupación política peruana fue multada con 6.43 UIT y el pago de US $ 7,500 por usar una canción sin autorización en un video promocional.
Más allá del monto, lo relevante es el mensaje: no hay campaña que justifique vulnerar derechos creativos. Los derechos de autor no son una traba burocrática: son la garantía de que el talento y la expresión de un artista no serán manipulados con fines ajenos a su voluntad.
Los derechos de reproducción y sincronización deben ser solicitados a través de la autorización directa o través de sociedades de gestión colectiva a los productores de fonogramas o intérpretes, pero ellas podrán dirigir la solicitud a los titulares de los derechos. De cara al 2026, el llamado de Indecopi invita a los equipos de campaña, agencias y consultores a planificar con responsabilidad: verificar licencias, gestionar permisos y, sobre todo, entender que usar una canción sin autorización no solo es ilegal, también es irrespetuoso.
En la vida de un Estado republicano el respeto a la creación es también una forma de respeto al votante, no se trata solo de música: se trata de valores y cuando un candidato usa sin permiso la obra de otro, está mostrando —sin quererlo— su forma de entender el poder: como apropiación, no como responsabilidad, tal circunstancia, más que una infracción al derecho de autor es una señal temprana de cómo piensa gobernar.
Citas
(*) Programming & Southern Cone Legal Head
DirecTV Latin America
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