La filial de Swedish Automobile se declaró insolvente frente a deudas millonarias durante su proceso de reestructuración.

Así, la empresa holandesa presentó una solicitud de quiebra de Saab Automobile ante el tribunal de Vänersborg debido a que no podía asegurar la viabilidad económica del fabricante de coches sueco.

La empresa china Youngman tenía un acuerdo de venta de Saab pero renunció a la operación por no poder convencer a General Motors, propietaria intelectual de la tecnología del fabricante y antigua dueña de la firma sueca.

El anunció de quiebra por parte de Swedish Automobile (SWAN), conocida antes como Spyker Cars, se concretó antes de que la corte de Vänersborg se pronunciara sobre la petición del administrador judicial de Saab de suspender la reestructuración en la cual estaba sometido el fabricante.

El mismo tribunal había autorizado dicho proceso luego de que SWAN acordará con los inversores chinos Youngman y Pang Da para venderles Saab en 100 millones de euros. General Motors no había autorizado el acuerdo por considerarlo ajeno a sus intereses y la operación se mantenía estática. Además, la multinacional estadounidense había rechazado otra solución alternativa en la que un banco chino entraba como inversor.

Youngman y Pang Da invertirían 610 millones de euros a partir del 2012 pero el acuerdo nunca llegó a concretarse.

El portavoz del sindicato IF Metalls, Stefan Lövren, uno de los más representados en Saab Automobile, mantuvo la esperanza de que a último momento apareciera un comprador que salvará a la firma de su desaparición.

Se estima que aproximadamente 10.000 empleos en la zona dependen del fabricante tanto de forma directa como indirecta. Por su parte, la plantilla de Saab Automobile ha quedado reducida a algo más de 3000 trabajadores.