Mes de la Empresa B: Estamos caminando hacia el futuro

Hace un año nos certificamos como Empresa B, un proceso que, más que un punto de llegada fue un punto de partida. En qué medida esta certificación nos cambió la vida como estudio, como profesionales y como personas; qué desafíos nos esperan por delante; y cómo ha sido el camino recorrido en este año, es de lo que va esta nota.  

 

“Ustedes hacen las cosas raras”, nos han dicho alguna vez a modo de broma. Lo cierto es que sí, hacemos las cosas raras porque nos gusta ese diferencial que nos da. Desde los inicios de Ojam Bullrich Flanzbaum supimos que queríamos hacer las cosas de manera diferente. Nos gusta pensarnos como disruptivos, vanguardistas, singulares; y en ese sentido, creemos que no somos un estudio tradicional, sino más bien nos gusta pensarnos como una empresa que brinda servicios profesionales, dejando atrás el concepto histórico de “agencia de marcas y patentes” para desarrollar nuestra propia impronta. Como abogados de propiedad intelectual y tecnología satisfacemos una necesidad específica de nuestros clientes relacionada a la protección de sus activos intangibles y nuestro objetivo es brindar soluciones creativas y customizadas para cada caso.  

 

Pero, ¿qué significa realmente ser Empresa B y cómo repercute en nuestro trabajo? 

 

En primer lugar, significa que no sólo estamos comprometidos con el éxito financiero sino también con nuestro entorno, nuestro equipo y nuestras comunidades. Se trata de demostrar que es posible ser exitoso, rentable y sustentable al mismo tiempo. 

 

Desde nuestro lanzamiento como empresa independiente, llevamos impreso en nuestro ADN un rasgo distintivo: la excelencia de los servicios que ofrece el equipo al que, sin duda, estamos orgullosos de pertenecer, y la búsqueda constante de impactar positivamente y de innumerables maneras, tanto dentro de nuestra organización como en la sociedad y en el medio ambiente. 

 

Por eso, vivimos la certificación como una consecuencia necesaria de nuestro valor diferencial. Porque nuestra cultura se alineaba espontáneamente con los estándares requeridos para obtener este reconocimiento. Entonces, en términos formales, certificarnos consistió en bajar a un papel todo el trabajo que ya veníamos realizando. 

 

Desde actividades de integración de nuestro equipo, el sistema de blind hiring, jornadas de donación de sangre, nuestra política de reciclado y separación de residuos, la modalidad híbrida para contribuir en la reducción de la huella de carbono, el trabajo con cooperativas como las frutas que nos entrega semanalmente “En Buenas Manos” y nuestro padrinazgo a la Escuela N°165 de Paraje El Diablo, en Santiago del Estero, todas las acciones que realizamos tienen el propósito de generar un impacto positivo.  

 

Ahora bien, ¿cómo sentimos que esto repercute en nuestro trabajo diario? 

 

Lo más importante es la visión global de dejar una huella, de generar un valor agregado, promoviendo formas de organización que consideren el bienestar de manera amplia e integral, considerando el corto y el largo plazo. Esta visión se ve necesariamente sobre cada servicio que brindamos, pensando en nuestros clientes de manera personalizada. Somos agentes de transformación, cada uno de nosotros se esfuerza por mejorar nuestros procesos y las relaciones dentro del equipo, hacia los clientes y para con la sociedad. Aprendemos, cambiamos y transmitimos nuestros hábitos para alcanzar aquello que estimamos mejor para todos.  

 

En Argentina, solo tres estudios legales contamos con la certificación como Empresa B y nos llena de orgulloso ser uno de ellos. Confiamos en que, al elegirnos, los clientes saben que no sólo encontrarán un servicio de excelencia, con un equipo comprometido con sus necesidades, sino además un estudio que se involucra más allá y piensa en dejar a nuestras futuras generaciones un mundo mejor.  

 

Por Mariel Chichisola

 

 

Ojam Bullrich Flanzbaum
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